En México la pobreza se hereda

De acuerdo con el informe de 2025 del Centro de Estudios Espinosa Yglesias sobre la movilidad social en México, siete de cada 10 jóvenes que nacen en la pobreza se quedarán en la pobreza el resto de su vida. La movilidad social que había hace 40 años y que permitía a un joven que estudiara y trabajara salir de la pobreza y escalar en la pirámide económica, se acabó.

El reto de eliminar la pobreza ha sido una promesa de todos los gobiernos, sin embargo, no han logrado que la economía crezca al ritmo que se requiere para generar el número de empleos formales y bien pagados para que todos los jóvenes tengan oportunidad de desarrollarse.

Todas las reformas económicas que se hicieron durante el periodo de 1988 a 2018, tenían por objetivo hacer crecer a la economía para generar empleos. La firma del Tratado de Libre Comercio, abaratar el salario y crear organismos independientes, entre otras medidas, tenían como objetivo atraer la inversión privada para hacer creer la economía y generar empleos. Las mismas reformas políticas que se dieron a partir de 1988, tenían como objetivo crear estabilidad para el desarrollo del país.

Los resultados no fueron los esperados, la economía creció durante todo ese periodo a un ritmo muy lento, menos del 3 % en promedio anual, y la creación de empleos formales fue insuficiente para ofrecer oportunidades al millón de jóvenes que se incorporan anualmente al mercado de trabajo. De diciembre de 1997 a diciembre de 2018, o sea en 22 años, se crearon 12 millones de empleos, un promedio de 432,000 empleos anuales, muy lejos de las necesidades del país. El resto se fue a la economía informal y al empleo parcial que ofrecen salarios más bajos y carecen de seguridad social. El bajo crecimiento del empleo y los bajos salarios explican el fracaso para dar a los jóvenes oportunidades para salir de la pobreza.

López Obrador trató de darle la vuelta a la economía e inició un proceso para recuperar el salario mínimo, que aumentó en más de 100% en términos reales, sin embargo, fracasó en el crecimiento de la economía y la creación de empleos. Durante su sexenio la economía creció a un ritmo aún menor que en el periodo anterior, menos del 1% en promedio anual y el empleo formal creció durante el sexenio en sólo 359,000 empleos anuales.

Fue en el sexenio de Ernesto Zedillo cuando se aplicaron por primera vez transferencias directas a la gente para salir de la pobreza (Progresa), pero no se modificó la política de mantener congelado el salario mínimo. Con López Obrador se incrementaron los programas sociales, se aumentó el salario mínimo y se redujo la pobreza, pero la economía y el empleo prácticamente no crecieron.

Los programas sociales son necesarios para evitar que la gente caiga en pobreza extrema, pero, como ha quedado demostrado, nunca serán suficientes para que la gente salga de la pobreza y mucho menos para que pueda desarrollarse y progresar.

El problema que enfrenta México desde hace más de 50 años es que no hemos contado con la inversión pública y privada necesaria para hacer crecer a un ritmo mayor la economía y el empleo. La corrupción, la inseguridad, la burocracia, una clase política abusiva y los bajos niveles educativos de la población, siguen siendo los principales problemas para crear la confianza en el sector privado para invertir. Mientras esto no cambie, siete de cada 10 jóvenes que nacen en la pobreza, vivirán siempre en la pobreza.

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