Emisiones de Pemex suben por fallas en plantas de cogeneración
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El más reciente reporte financiero de Petróleos Mexicanos (Pemex) reveló que, lejos de reducir su impacto ambiental, la empresa productiva del Estado registró un incremento significativo en sus emisiones contaminantes durante el segundo trimestre de 2025. En el periodo de abril a junio, las emisiones de dióxido de carbono equivalente ascendieron a 17.5 millones de toneladas, un alza de 20.7% respecto a los 14.5 millones de toneladas reportadas en el mismo trimestre de 2024. De acuerdo con la propia compañía, el repunte obedeció a dificultades operativas en uno de sus complejos de procesamiento de gas. “Debido principalmente a problemáticas en el suministro de vapor de la planta de cogeneración a uno de nuestros complejos procesadores de gas, el centro de trabajo ha señalado que está colaborando con los proveedores de este servicio para su restablecimiento”, explicó Eduardo Melo, subdirector de Evaluación y Desempeño de Pemex, en conferencia con inversionistas.
Un repunte que contradice las metas ambientales Entre los compromisos internacionales y los resultados locales
El alza en las emisiones de gases de efecto invernadero contrasta con otros indicadores ambientales de la petrolera. En el mismo periodo, las emisiones de óxidos de azufre disminuyeron 10.5%, al pasar de 339,700 toneladas en 2024 a 303,900 toneladas en 2025. Estos resultados llegan en un momento clave para la estrategia de sostenibilidad de Pemex. La empresa presentó en 2024 su Plan de Sostenibilidad, con el que busca alinear sus operaciones a los compromisos internacionales en materia de reducción de emisiones. En el documento, Pemex estableció objetivos hacia 2030: reducir en 61% la intensidad de emisiones en las actividades de exploración y producción, en 40% las de sus refinerías y en 60% las del procesamiento de gas natural. El plan incluso contempla que en sus centros procesadores de gas natural las emisiones de óxidos de azufre puedan disminuir hasta 90%, un compromiso ambicioso frente a los estándares actuales. Sin embargo, los resultados del trimestre muestran que la brecha entre los compromisos y la realidad persiste. Aunque existen avances en algunos contaminantes, las emisiones de dióxido de carbono equivalente siguen creciendo y representan un desafío central en el camino hacia la descarbonización. La administración federal también ha puesto el tema en la agenda. El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha reiterado en distintos foros internacionales la importancia de reducir la huella de carbono y acelerar la transición energética. En la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático, realizada en noviembre de 2024, Enrique Ochoa, subsecretario de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, aseguró que “México se comprometió a alcanzar las cero emisiones netas para 2050”. No obstante, la realidad de Pemex representa uno de los principales obstáculos para que el país logre cumplir con sus compromisos internacionales, dada su posición como principal emisor de contaminantes en el sector energético. Analistas advierten que, aunque el diseño de los planes de sostenibilidad de Pemex resulta sólido, la ejecución enfrenta barreras operativas y estructurales. “Si vemos un poco más trabajadas las metas del informe de sustentabilidad, los compromisos están presentes y no siempre sucede, porque luego los indicadores no son fáciles de encontrar”, señaló Viviana Patiño, investigadora del programa de regulación y competencia de México Evalúa. La especialista añadió que, aunque Pemex identifica con claridad las acciones a seguir, todavía no se logra una medición detallada de todas las emisiones. “Las emisiones no se registran de manera separada”, explicó. La falta de precisión en los reportes dificulta evaluar el avance real de la petrolera en su transición energética, y genera dudas sobre la viabilidad de alcanzar las metas planteadas para 2030. Mientras tanto, los impactos ambientales siguen acumulándose. El aumento en los gases de efecto invernadero afecta directamente a ciudades, campos agrícolas y ecosistemas naturales, además de representar riesgos para la salud de la población expuesta. Para Pemex, el reto no solo es técnico, sino también reputacional y financiero. La empresa enfrenta presiones de inversionistas y organismos internacionales que evalúan cada vez con mayor rigor la sostenibilidad de las compañías del sector energético.
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