El vértigo de la destrucción
La pasada semana y esta que comienza hoy, seremos testigos de eventos que no hubiéramos podido imaginar hace tan solo 7 años. Los escándalos respecto a los lujos y gastos que se permiten los otrora paladines de la honestidad y la austeridad. El inicio de las actividades de la nueva suprema corte de justicia y de los cientos de magistrados y jueces que habrán de tomar protesta este primero de septiembre. Escucharemos el primer informe de la presidente Sheinbaum y seguiremos lamentándonos de que la soberbia y la polarización estén llegando a los golpes físicos en nuestro congreso. La agenda, por lo menos, está tupida.
Sobre el primer tema, nadie puede llamarse a sorpresa. Eran de esperarse, como ya lo ha sugerido algún gobernador morenista y el expresidente del senado, que a falta de vigilancia y con una dosis de rencor bien alimentada, los morenistas no incurrieran en actos de corrupción, abuso en sus gastos y lujos que son inexplicables al compararlos con sus ingresos. La complicidad es colectiva, masiva y compartida. No es extraño tampoco que en el proyecto de la 4t lo que esté detrás de esta complacencia, este la construcción de una nueva oligarquía, que sustituya a la prohijada por los 40 años del neoliberalismo.
Poco sabemos, por ejemplo, más allá de la fechorías y excesos de nuestros actuales funcionarios, a quien y como se beneficiaron las elites de Quintana Roo; Yucatán; Tabasco y Campeche con la refinería, el tren maya y los miles de millones de pesos invertidos en el sureste mexicano. Tampoco sabemos en que otros negocios empresarios nacientes hace 7 años y ahora más consolidados han y seguirán apoyando con recursos las campañas y los lujos de nuestra nueva clase política. En fin, que estamos todavía por esperar muchas mayores sorpresas.
La nueva corte y el resto de la mitad del Poder Judicial que comienza hoy tiene dos problemas centrales: quitarse de encima el estigma de que son producto de los acordeones y generar credibilidad y algo de prestigio con sus resoluciones. La segunda es la única que borrara la primera y es indispensable. Al “pueblo” nunca le ha importado salvo que le afecte directamente las resoluciones de jueces magistrados o ministros. La credibilidad provendrá de la élite mexicana y extranjera. Es muy probable incluso que contratos, acuerdos y empresas, empiecen a dejar la jurisdicción del país, para someterse por voluntad de las partes a la jurisdicción de otro país para dirimir sus conflictos. En realidad, la suprema corte habrá de concentrarse en acciones de inconstitucionalidad, controversia, amparos y al derecho penal, lo demás es muy posible que la corte se vaya alejando cada vez más del resto de los asuntos. Además, yo no imagino a una corte con una sola sala dirimiendo los miles de asuntos que llegan a esas oficinas sin que se vuelvan un cuello de botella lamentable para todo el sistema judicial mexicano.
Del primer informe no espero nada. Será la reiteración de cifras a modo, de un triunfalismo soberbio y grandilocuente y de verdades a medias, que tendrán el destino de atender a sus clientelas y solaparse unos a otros, con la representación única que dicen ostentar. Así estará esta semana, nada más, pero nada menos también.