El propósito empresarial, clave para la atracción y retención del talento

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En los últimos años, el concepto de “propósito” ha dejado de ser una declaración inspiradora para convertirse en un pilar estratégico dentro de las organizaciones. Por ello, cada vez más empresas comprenden que tener un propósito claro y auténtico no sólo impulsa la reputación o el posicionamiento de marca, sino que también se ha transformado en una herramienta fundamental para la atracción y retención de talento, ya que hoy en día, los profesionales no se conforman con un buen salario o beneficios competitivos, sino que frecuentemente buscan algo más profundo, es decir, una conexión con el propósito de la organización.

Este propósito es la razón de ser de una empresa, va más allá del objetivo económico del negocio, y le permite responder a preguntas como: ¿para qué existe?, ¿qué impacto quiere generar en la sociedad o en el planeta?, o ¿cómo contribuye a construir un mundo mejor? No se trata simplemente de una frase bien redactada en la página institucional, sino que el propósito es una declaración que debe vivirse en el día a día, es decir, en la toma de decisiones, en la forma de trabajar y en la cultura organizacional, para que esa autenticidad y congruencia genere una conexión con las personas. Es bien sabido que las nuevas generaciones, especialmente millennials y centennials, han traído consigo una nueva lógica en las relaciones laborales, ya que por ejemplo, para dichas generaciones, el desarrollo profesional, el equilibrio personal, la diversidad, la sostenibilidad y, sobre todo, el sentido del trabajo a realizar son factores decisivos al momento de elegir o permanecer en una organización. En este contexto, el propósito empresarial actúa como un poderoso atractivo para las personas que quieran formar parte de esa comunidad con la que comparten ciertos elementos que les generan un sentido de pertenencia a algo más grande que ellas mismas, y en donde saben que su trabajo contribuye a un bien común. Por ello, una empresa con un propósito claro y coherente tiene la capacidad de atraer talento alineado a éste, generando un vínculo emocional que va más allá de lo contractual. En los procesos de selección, esto se ha vuelto evidente, por lo que las áreas de Recursos Humanos ya no se enfocan exclusivamente en las habilidades técnicas, sino también en la alineación de valores y motivaciones personales de los candidatos con el propósito organizacional, para construir relaciones laborales más auténticas, duraderas y comprometidas. Así, las personas que se identifican con el propósito de la empresa tienen una motivación más profunda, la cual se puede traducir en mayor entusiasmo, creatividad y compromiso desde el inicio y a lo largo de su trayectoria en dicha empresa. Así, el impacto del propósito no termina con la atracción del talento ya que se vuelve también una herramienta clave para la retención de los colaboradores, al abonar a su sentido de pertenencia. Cuando una persona siente que sus valores, principios y prioridades están alineados con los de la empresa, que su trabajo tiene un impacto real y que contribuye a una causa que le importa, es mucho más probable que permanezca en la organización a largo plazo. Esta conexión fortalece el compromiso, eleva la satisfacción y disminuye la rotación voluntaria, tan característica de las nuevas generaciones.

Ante esta situación, muchas empresas están comenzando a evaluar la alineación con su propósito desde las primeras etapas del proceso de selección, además de comunicarlo interna y externamente de forma clara, coherente y continua, y de buscar diversas maneras para vivirlo en las actividades diarias, en el estilo de liderazgo, en los incentivos, y en la experiencia que vive cada colaborador dentro de la organización. En definitiva, el propósito ha pasado de ser un complemento inspirador a convertirse en una estrategia central para gestionar el talento que cada vez más busca un sentido de pertenencia, y por ello, las organizaciones que logran articular y vivir un propósito auténtico no sólo atraen al mejor talento, sino que lo inspiran, lo fidelizan y lo convierten en un agente de cambio. Más que nunca, es momento de hacernos una pregunta clave: ¿tenemos un propósito claro y compartido? Y, lo que es aún más importante, ¿lo estamos haciendo vivir en nuestra cultura y en nuestra gente? ____ Nota del editor: Jorge Reyes Iturbide es especialista en responsabilidad social empresarial y desarrollo sostenible y desde hace 20 años ha trabajado para diversas empresas y organismos nacionales e internacionales en proyectos de investigación, consultoría, desarrollo de estándares y educación ejecutiva en la materia. Actualmente es Director de Empleabilidad en la Universidad Anáhuac México. Síguelo en Twitter y LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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