El plan del Donald Trump puede resultar en una Franja de Gaza dividida de facto
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Una división de facto de Gaza entre una zona controlada por Israel y otra gobernada por Hamás es cada vez más probable, debido a los problemas para avanzar en el plan del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para poner fin a la guerra más allá de un alto el fuego. La tregua, en vigor desde el 10 de octubre, permitió detener en gran medida la guerra que estalló tras el ataque del movimiento islamista palestino Hamás en Israel el 7 de octubre de 2023.
El primer ministro, Benjamin Netanyahu, declaró este lunes que Israel aplicará “con puño de hierro” sus acuerdos de alto el fuego en el Líbano y Gaza y advirtió: “Quien intente hacernos daño, le haremos daño”. “Estamos decididos a aplicar con puño de hierro los acuerdos de alto el fuego existentes contra aquellos que buscan nuestra destrucción”, afirmó Netanyahu. Los medios israelíes informaron que la visita de Kushner coincide con los esfuerzos estadounidenses para preparar la siguiente fase de la tregua. La próxima etapa tiene previsto abordar cuestiones delicadas como el desarme de Hamás, la reconstrucción de Gaza y la retirada de las fuerzas israelíes del territorio palestino. Sin embargo, la siguiente fase del plan está efectivamente estancada y que la reconstrucción ahora parecía probable que se limitara a la zona controlada por Israel, de acuerdo con seis fuentes europeas con conocimiento de las negociaciones citadas por la agencia Reuters. El Ejército israelí controla actualmente el 53% del territorio mediterráneo, incluida gran parte de sus tierras de cultivo, junto con Rafah, en el sur, partes de la ciudad de Gaza y otras zonas urbanas. Casi el total de los 2 millones de habitantes de Gaza están hacinados en campos de tiendas de campaña y entre escombros de ciudades destrozadas del resto del territorio, que está bajo control de Hamás.
La destrucción en el noreste de la ciudad de Gaza tras el último asalto israelí antes del alto el fuego, después de meses de bombardeos previos, es catastrófica. La zona está ahora dividida entre el control israelí y el de Hamás.
Fuerza de paz multinacional La siguiente fase del plan prevé que Israel se retire aún más de la llamada línea amarilla acordada en el plan de Trump, junto con el establecimiento de una autoridad de transición que gobierne Gaza, el despliegue de una fuerza de seguridad multinacional destinada a tomar el relevo del Ejército israelí, el desarme de Hamás y el inicio de la reconstrucción. Pero el plan no establece plazos ni mecanismos de aplicación. En tanto, Hamás se niega a desarmarse, Israel rechaza cualquier participación de la Autoridad Palestina, respaldada por Occidente, y persiste la incertidumbre sobre la fuerza multinacional. Estados Unidos ha redactado una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que otorgaría a la fuerza multinacional y a un órgano de gobierno de transición un mandato de dos años. Pero diez diplomáticos afirmaron que los gobiernos siguen dudando en comprometer tropas. Las naciones europeas y árabes, en particular, no participarían si las responsabilidades se extendieran más allá del mantenimiento de la paz y significaran una confrontación directa con Hamás u otros grupos palestinos, dijeron.
El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y el influyente yerno de Trump, Jared Kushner, dijeron el mes pasado que los fondos de reconstrucción podrían empezar a fluir rápidamente a la zona controlada por Israel incluso sin pasar a la siguiente fase del plan, con la idea de crear zonas modelo para que vivan algunos gazatíes. Tales propuestas estadounidenses sugieren que la fragmentada realidad sobre el terreno corre el riesgo de quedar “trabada en algo a mucho mayor plazo”, afirmó Michael Wahid Hanna, director del programa estadounidense del International Crisis Group. Netanyahu ha dicho que Israel no tiene intención de volver a ocupar o gobernar Gaza, aunque ministros de extrema derecha de su gabinete han instado a la reactivación de los asentamientos desmantelados en 2005. El Ejército también se ha resistido a estas demandas de una toma permanente del territorio o de supervisión directa de los civiles de Gaza. En cambio, Netanyahu se ha comprometido a mantener una zona tampón dentro de Gaza, a lo largo de la frontera, para impedir que se repita el ataque de Hamás de octubre de 2023 que desencadenó la guerra.
Control de facto Las fuerzas israelíes han colocado grandes bloques de cemento amarillos para delimitar la línea de retirada y están construyendo infraestructuras en el lado de Gaza que controlan sus tropas. En el barrio de Shejaiya, en la ciudad de Gaza, los militares llevaron a periodistas la semana pasada a un puesto avanzado fortificado desde el alto el fuego.
Allí, según muestran las imágenes por satélite, la tierra y los escombros de los edificios han sido movidos con maquinaria pesada hasta formar montículos escarpados que constituyen una atalaya protegida para los soldados. Se ha colocado asfalto fresco. Cerca de allí, en las zonas palestinas de la ciudad, Hamás se ha reafirmado en las últimas semanas, matando a rivales. Ha proporcionado policías para la seguridad y trabajadores civiles que vigilan los puestos de comida y despejan los caminos en un paisaje arrasado, utilizando excavadoras maltrechas, según muestra un video de Reuters. “Tenemos que llenar el vacío de seguridad en la Franja de Gaza”, dijo el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Johann Wadephul, instando a la celeridad y advirtiendo de que un resurgimiento de Hamás podría desencadenar nuevas operaciones militares israelíes en Gaza. Hazem Qassem, portavoz de Hamás en la ciudad de Gaza, afirmó que el grupo estaba dispuesto a ceder el poder a una entidad tecnócrata palestina para que pudiera comenzar la reconstrucción. “Todas las regiones de Gaza merecen la reconstrucción por igual”, afirmó.
Contra un Estado palestino Los seis funcionarios europeos dijeron a Reuters que en ausencia de un cambio importante en las posiciones de Hamás o Israel, o la presión de Estados Unidos sobre Israel para aceptar un papel de la Autoridad Palestina y el camino hacia un Estado, no veían que el plan de Trump avanzara más allá del alto el fuego. “Gaza no debe quedar atrapada en una tierra de nadie entre la paz y la guerra”, dijo la ministra de Asuntos Exteriores británica, Yvette Cooper, en la conferencia de Manama. Sigue sin estar claro quién financiaría la reconstrucción de partes de Gaza bajo ocupación israelí, ya que los países del Golfo se resisten a intervenir sin la participación de la Autoridad Palestina y sin una vía hacia la creación de un Estado, a la que Israel se resiste. Los costos de reconstrucción se estiman en 70,000 millones de dólares. Cualquier fragmentación territorial de facto de Gaza supondría un nuevo revés para las aspiraciones palestinas a una nación independiente que incluya Cisjordania y empeoraría la catástrofe humanitaria de un pueblo sin un refugio adecuado y casi totalmente dependiente de la ayuda para su subsistencia. La ministra de Asuntos Exteriores palestina, Varsen Aghabekian Shahin, también rechazó la división territorial de Gaza, y afirmó que la Autoridad Palestina está dispuesta a asumir “toda la responsabilidad nacional”. “No puede haber una verdadera reconstrucción ni una estabilidad duradera sin la plena soberanía palestina sobre el territorio”, afirmó en un comunicado en respuesta a las preguntas de Reuters.
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