El papa Francisco deja una iglesia más abierta, pero con pendientes

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El papa Francisco, quien falleció la madrugada del lunes a los 88 años, buscó durante los 12 años de su pontificado reformar a la Iglesia Católica y, sobre todo, hacerla una institución más cercana a los feligreses. Así, el primer papa latinoamericano y el primero proveniente de la orden jesuita, intentó crear una iglesia más abierta al pueblo, principalmente a los pobres, los refugiados y los marginados. Pero sus intentos encontraron la resistencia al interior del Vaticano y también fuera de este, por lo que muchos de los cambios que impulsó se quedaron en buenos deseos.

“No podemos hablar de grandes cambios de Francisco, de las grandes transformaciones, pero si podemos hablar de que simbólicamente abrió una iglesia anquilosada durante mucho tiempo, que estaba siendo rebasada”, dijo Felipe Gaytán Alcalá, especialista en sociología de la religión y profesor-investigador de la Universidad La Salle. Gaytán explicó que Francisco buscó diferenciarse de sus dos antecesores: Benedicto XVI y Juan Pablo II. Benedicto XVI, que renunció al cargo en 2013, era uno de los grandes teóricos al interior de la iglesia católica. Francisco, en cambio, tenía una visión mucho más pragmática y pensaba que la iglesia debía salir a la calle. Con Juan Pablo II, sin embargo, es con quien tuvo mayores diferencias. Aunque ambos eran líderes carismáticos, el papa polaco tenía una visión mucho más conservadora de la Iglesia y una política anticomunista, por lo que estuvo en contra de la Teología de la Liberación en Latinoamérica. “Juan Pablo II detestaba a todo lo que oliera a izquierda y castigó a la iglesia latinoamericana porque tenía la opción por los pobres, de la cual viene Francisco”, recordó Gaytán Alcalá. Francisco incluso reivindica a los teólogos de la Liberación, Arnulfo Romero y Samuel Ruiz, a quienes Juan Pablo II incluso humilló.

Reformas en el interior de la Iglesia católica El papa Francisco quiso implementar una reforma profunda de la Curia Romana —el gobierno central de la Iglesia— con el fin de fortalecer el proceso de anuncio del Evangelio y de escucha de las iglesias locales.

El pontífice argentino deseaba descentralizar la influyente Curia Romana y dar más espacio a los laicos y a las mujeres. Esas reformas, algunas criticadas internamente, se concretizaron con la entrada en vigor en 2022 de una nueva Constitución, que reorganizaba los dicasterios, es decir los ministerios, y daba prioridad a la evangelización. Francisco también renovó el oscuro sector de las finanzas del Vaticano, involucradas en escándalos, con la creación en 2014 de un Secretariado para la Economía. Se aplicó un marco para las inversiones y se tomaron medidas anticorrupción. También ordenó el saneamiento del Banco del Vaticano, con el cierre de 5,000 cuentas. Sin embargo, estas medidas se vieron socavadas por el impacto de la pandemia de covid-19 y el sismo que supuso el caso Becciu, nombre de un destacado cardenal que fue juzgado por una operación inmobiliaria opaca de la Santa Sede. “Siempre le pesó la figura de Josep Ratzinger —el papa emérito—, el gran teólogo lo tenía atrás. Y, la otra… le tocó la pandemia. Eso también marcó una diferencia”, dijo Gaytán Alcalá.

Una rebelión dentro de la iglesia En 2014, en su discurso anual a los principales cardenales de la Curia, el gobierno del Vaticano, el papa argentino provocó revuelo al enumerar 15 “enfermedades” que sufrían los prelados, entre ellos “alzheimer espiritual” y “fosilización mental”.

Sus detractores conservadores llegaron a acusarle de “herejía” por su apertura a que los creyentes divorciados y vueltos a casar reciban la comunión. Sus palabras sobre la homosexualidad, tema tabú para la Iglesia, también fueron juzgadas como demasiado tolerantes. “Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”, dijo en su primera conferencia de prensa tras ser electo. Pero, pese a ser percibido como un progresista en cuestiones sociales, no se apartó de los fundamentos de la doctrina tradicional. Aunque en un gesto inédito, el Vaticano autorizó en diciembre de 2023 la bendición de parejas del mismo sexo, a la condición de que se realice fuera de los ritos litúrgicos, Francisco mantuvo que estas no puedan recibir el sacramento del matrimonio. Y su Iglesia siguió condenando las relaciones homosexuales, que califica de “pecado”. “El papa Francisco fue un papa de la ambigüedad porque daba un paso adelante y dos atrás. Es decir daba un paso adelante, pero luego tenía que echar para atrás”, explica el especialista de La Salle. “La iglesia puede ser muy progresista en temas sociales, en temas de apoyo, pero en temas del cuerpo, la familia y la vida no se mueven”, explicó y señaló que la gran diferencia de Francisco es que estaba dispuesto a escuchar. El papa argentino también expresó regularmente su horror ante el aborto, comparando esta práctica a recurrir a “un asesino a sueldo”, y repitió que la familia está compuesta por un padre y una madre.

La lucha contra la pederastia, el gran pendiente de Francisco

Y, pese a haber nombrado a varias mujeres en cargos importantes dentro del Vaticano, decepcionó a quienes pedían una posición más radical. “Nombró a algunas mujeres claves en puestos, la última fue la gobernadora del Vaticano, otra más en los temas de salud, y logró colocar estas figuras, reivindicarlas”, explico. Sin embargo, quedó pendiente la discusión sobre si se debía permitir una mayor participación de las mujeres al interior de la Iglesia, incluso se barajó la posibilidad de ordenarlas como diáconos, una discusión que ni siquiera llegó al Sínodo de Cardenales celebrados en 2024. La multiplicación de los escándalos por abuso sexual de menores dentro de la Iglesia, desde Irlanda a Alemania, pasando por Estados Unidos y Chile, fue uno de los desafíos más dolorosos que tuvo que encarar. Tras los fracasos de una comisión internacional de expertos creada en 2014 y el polémico viaje a Chile en 2018 que acabó en una serie de sonadas renuncias y expulsiones, Francisco se disculpó públicamente por defender erróneamente a un obispo. También multiplicó sus pedidos de disculpas a las víctimas y hasta las alojó en el Vaticano. “El tema de la pederastía fue un tema que no pudo avanzar porque hubo muchas resistencias y él sabía que destapando eso era como jalar el hilo de una media y se iba a descolocar” la Iglesia, dijo el profesor lasallista. En 2019 expulsó al cardenal estadounidense Theodore McCarrick, declarado culpable por abuso sexual a menores. Un gesto notable con el que aplicó la línea de “tolerancia cero” frente a ese delito. El sumo pontífice también creó una comisión para la protección de menores, que finalmente se integró a la Curia. En 2019, una cumbre sin precedentes celebrada en el Vaticano sobre la protección de menores dio lugar a una serie de medidas concretas, entre ellas la eliminación del secreto pontificio sobre esos delitos, obligación para los religiosos de informar todo caso a su jerarquía, creación de plataformas para la escucha en las diócesis de todo el mundo… Sin embargo, el secreto de confesión siguió siendo inquebrantable. Con información de AFP

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