El legado en el ocaso de la autonomía

“Mientras los políticos piensan en la próxima elección, los estadistas piensan en la próxima generación” Esta célebre frase de James Freeman Clarke, escrita hace más de siglo y medio, surgió en un contexto político estadounidense caracterizado por profundos cambios estructurales, intensos debates sobre la ampliación de los derechos civiles, una corrupción política arraigada y transformaciones significativas en las estrategias económicas y comerciales del país. Las similitudes con nuestra realidad actual son, sin duda, notables.

En el caso de México, esta transformación institucional incluye la eliminación de la mayoría de los órganos autónomos del Estado Mexicano, incluyendo a Cofece, IFT, Coneval, CRE, CNH, INAI y Mejoredu. La extinción de estos organismos es un proceso heterogéneo, ya que en varios casos está condicionada a la promulgación de legislación secundaria que permita la creación de nuevos entes para asumir sus funciones. Tal como lo anunció la presidenta hace unos días que sería aprobado en este periodo legislativo.

Por otro lado, algunos órganos autónomos lograron mantenerse, aunque con severas limitaciones en su autonomía, capacidad operativa y presupuestal. Ejemplo de este debilitamiento es el caso de la Cofece y el IFT, cuyos presupuestos fueron reducidos en un 70%, lo que, considerando la disminución de gastos operativos y el uso de fondos adicionales, les permitiría operar en el mejor de los casos hasta mayo, salvo que medie ampliación presupuestal en los próximos días.

La reforma constitucional de 2013 en materia de competencia económica tuvo como principales ejes la creación de dos organismos autónomos, independientes de los poderes políticos y económicos. Su objetivo fue establecer un sistema de pesos y contrapesos que asegurara la solidez institucional y el rigor técnico en sus análisis y resoluciones. Asimismo, buscaba que las decisiones se fundamentaran en estudios y opiniones de vanguardia, considerando el estado del arte de las discusiones a nivel global, para garantizar un enfoque innovador y alineado con las mejores prácticas internacionales.

Siguiendo estos postulados, en sus casi 11 años la Cofece ha desahogado más de 5,200 procedimientos, destacando más de 1,700 concentraciones, 75 investigaciones por prácticas monopólicas, entre otros. Más allá del debate ideológico y político, en estos procedimientos se puede identificar un trabajo arduo y meticuloso con el propósito claro de cumplir con los principios de competencia y con el bienestar que esta política genera hacia los consumidores y la eficiencia hacia las empresas y los mercados.

Sin embargo, en el contexto político y económico actual, quienes toman decisiones en los organismos autónomos no están exentos de presiones que buscan influir en sus resoluciones. En este escenario, el riesgo de sucumbir ante la incertidumbre y un futuro complejo plantea un horizonte que se bifurca: por un lado, el del Ulises de Homero quien en su Odisea sucumbe por varios años ante Calipso quien le promete inmortalidad y juventud eterna si le entrega su lealtad irrestricta. En contraste, otro Ulysses (S. Grant), quien se mantuvo firme defendiendo su legado al resistir la tentadora oferta de aceptar un tercer mandato presidencial en Estados Unidos, respetando con ello los principios constitucionales que lo eligieron inicialmente.

Las tentaciones pueden manifestarse en diversas formas: desde la búsqueda incesante de reconocimiento internacional, hasta la adopción de argumentos provenientes de jurisdicciones con realidades completamente distintas a las de la economía mexicana. También incluyen la posibilidad de votar a favor de barreras comerciales que restringen la competencia en los mercados nacionales, o sucumbir ante presiones políticas y económicas que benefician a ciertos grupos de interés, sacrificando el bienestar de los consumidores y de la sociedad en su conjunto.

Aunque los legados se construyen a lo largo del tiempo, las decisiones finales tienen un impacto decisivo y perdurable en la reputación y el prestigio de individuos e instituciones. Por ello, este momento se presenta como una oportunidad crucial para edificar un legado cimentado en principios de competencia, con rigor analítico, pensamiento crítico y estricto apego a la legalidad, especialmente en el ocaso de la autonomía constitucional.

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