El INE cumplió: con firmeza, profesionalismo y vocación democrática
Hoy puedo decir, con absoluta convicción, que el Instituto Nacional Electoral (INE), ha cumplido. Culminamos otra etapa del proceso electoral más intenso, complejo y desafiante de nuestra historia institucional: los cómputos de la elección extraordinaria para renovar 881 cargos del Poder Judicial de la Federación. Un proceso sin precedentes, no sólo por su magnitud, sino por el alcance simbólico y democrático que representa para México.
Quiero comenzar este artículo reconociendo a quienes fueron protagonistas silenciosos pero esenciales de esta gesta cívica: a las más de 500 mil funcionarias y funcionarios de casilla que instalaron, atendieron y cerraron nuestras mesas receptoras de votos con rigor y entrega. A las y los millones de ciudadanos que acudieron a las urnas y participaron con responsabilidad. A las 170,000 personas que nos acompañaron como observadoras electorales en las casillas y durante el cómputo de los votos. Y, por supuesto, a las y los integrantes del Servicio Profesional Electoral Nacional y del personal técnico y administrativo del INE que, desde los 300 consejos distritales y los 32 locales, hicieron posible esta compleja operación nacional.
Los números dan cuenta del reto: más de 458 millones de votos fueron emitidos y computados. Cada ciudadana y ciudadano eligió hasta 39 cargos distintos. Tan sólo para la elección de ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se recibieron más de 116 millones de votos. Para magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial, más de 64 millones. Y para juezas y jueces de distrito, recibimos y computamos más de 104 millones. Detrás de estas cifras hay un entramado institucional que operó con precisión milimétrica, garantizando absoluta certeza, transparencia y legalidad en cada etapa.
Nuestro sistema informático, desarrollado y administrado por la Unidad Técnica de Servicios de Informática del INE, fue puesto a prueba como nunca antes. No falló. Resistió una auténtica prueba de estrés democrático. Y lo hizo porque fue concebido con visión, robustez y estándares internacionales. Hoy, México cuenta con un sistema de cómputo que no sólo es seguro y confiable, sino que con certeza constituye un referente para otras democracias.
También quiero destacar la total transparencia con la que se condujo cada fase del proceso. Todas las actas estuvieron disponibles en tiempo real, y la participación de observadores nacionales e internacionales fue amplísima. Recibimos casi seis veces más observadores que en la elección presidencial anterior, lo que refrenda el interés por vigilar y confiar en nuestras instituciones.
El INE ha demostrado, una vez más, que su mayor fortaleza radica en su gente: hombres y mujeres que hacen del profesionalismo, la vocación de servicio y el compromiso ético su forma de vida. A ellas y ellos, mi gratitud y respeto.
Sabemos que no hay proceso perfecto. Hemos enfrentado desafíos y registramos áreas de oportunidad que ya estamos documentando. Pero lo que queda claro es que el INE está preparado para enfrentar cualquier reto, por complejo que sea. Estamos listos para seguir abriendo espacios a la democracia mexicana con experiencia, capacidad técnica y un profundo compromiso humano.
En este momento, no solo cerramos los cómputos. Sellamos con éxito una etapa inédita en la historia democrática de México. A cada persona que participó, a cada voto emitido, a cada esfuerzo institucional: muchas gracias. El INE cumplió. México lo hizo posible.
*La autora es consejera presidenta del INE.