El costo de hablar sin medida
No pueden llamarse a sorpresa, el mismo día que Claudia Sheinbaum llamó a los mexicanos en Estados Unidos a mandar correos, hacer llamadas a los legisladores y, de ser necesario, nos vamos a movilizar, se advirtió que vendría una reacción del gobiernio de Trump porque la presidenta incurrió en una injerencia directa contra el tema favorito del mandatario.
Ahora pueden decir que la declaración la sacaron de contexto, que un día antes llamó a las manifestaciones pacíficas, como se ha escuchado, incluso, a los pregoneros morenistas y hasta voces que van por la vida con una falsa independencia.
Cierto, le faltó precisión a la condena de la secretaria de Seguridad Interna, Kristi Noem, en la Oficina Oval, y seguro con la anuencia de Trump, porque en efecto Sheinbaum en las dos ocasiones que amenazó con movilizaciones no se refirió a Los Ángeles, porque ocurrieron dos semanas antes.
El periodista Pablo Hiriart el martes en El Financiero, la senadora Lilly Téllez en sus redes sociales y hasta quien esto escribe, antes de la declaración de Noem, hicimos ver que vendría una reacción trumpista, simplemente porque era obvio, Claudia Sheinbaum incurrió en una ligereza muy al estilo de su mentor, quien en reiteradas ocasiones llamó a los paisanos a votar en contra de los entonces senadores Marco Rubio y Ted Cruz. Por cierto, al primero, hoy secretario de Estado, no se le ha olvidado…
No ayuda para nada la verborrea de Gerardo Fernández Noroña. En México es de sobra conocido, pero para los estadounidenses se trata del presidente del Senado. “Es muy potente la imagen del motociclista con una bandera de México”, las risas contra la declaración del legislador que amenazó con impuestos más altos a las remesas y otras desafortunadas declaraciones. Si era un tema que no había cobrado gran importancia, como se observó en la discusión del presupuesto en la Cámara de Representantes, Noroña lo hizo visible con retos y burlas.
Como ya se dijo, Sheinbaum jamás llamó a la insurrección, pero cometió un error al anunciar movilizaciones. Pero lo que prevalece en la opinión pública fue la declaración de la secretaria Kristi Noem, y hemos visto que Trump se queda con la idea que le conviene. Por ejemplo, no ha dejado de repetir que el gobierno de México está controlado por los cárteles, que les tiene miedo, dijo hace poco.
Vaya usted a saber lo que vendrá, porque los ánimos en Estados Unidos están candentes, el tema migratorio se va a mantener porque Trump y los suyos no lo van a soltar. Tampoco sabemos si se reunirá con la presidenta de México en Canadá, si continuará pensando que es una dama elegante y fantástica, como lo ha dicho, o la tratará como a otras mujeres, como la excanciller de Alemania Ángela Merkel.
Independientemente del tema de marras, las declaraciones de Claudia Sheinbaum suelen dejar muchas dudas. Con frecuencia no tiene respuestas a las pocas preguntas no controladas que le formulan, la intolerancia le brota cuando interrumpe al reportero y sus discursos en las giras se concentran en los simpatizantes convocados.
A pesar de que Claudia Sheinbaum no es una oradora calificada, habla demasiado. TODOS los días se expone sin filtro y frecuentemente sin la información suficiente.
Cuando se habla tanto, aumenta el riesgo de cometer errores como el que la tiene hoy tratando de justificarse con Trump y su secretaria.