El coste de la vida y la vivienda fuerza a los jóvenes chinos a buscar su sitio en ciudades secundarias

Para la juventud de China, el horizonte del éxito se ha concentrado durante lustros en cuatro puntos geográficos: Pekín (sede política del país), Shanghái (motor financiero), Guangzhou (centro manufacturero y exportador) y Shenzhen (el laboratorio tecnológico). Sus luces marcaban el camino a seguir, aunque eso implicara pisos pequeños, alquileres desorbitados y jornadas interminables. Hoy esa hoja de ruta empieza a cambiar. Una parte creciente de los jóvenes chinos comienza a probar en urbes secundarias, donde el ritmo es menos frenético y la conciliación más factible. El giro obedece a un cambio de prioridades. La combinación de salarios estancados, paro juvenil en cotas altas, fatiga laboral crónica y expectativas vitales cada vez más realistas está empujando a una generación marcada por la competitividad y la presión a apostar por un equilibrio entre ambición y salud mental.


