"El consumidor sigue comprando 'refresco', pero accede a bebidas más saludables": MexBeb

Luego de la reciente publicación en Bistronomie del ranking sobre el consumo de refrescos en México, la Asociación Mexicana de Bebidas (MexBeb) solicitó ofrecer una explicación sobre el comportamiento del consumidor mexicano y el funcionamiento actual de la industria. En entrevista con El Economista, Vicente Rodríguez Woog, director de Comunicación y Estrategia del organismo, detalla cifras oficiales y expone cómo el sector ha evolucionado en los últimos años hacia una oferta más saludable y socialmente comprometida.
La industria mexicana de bebidas no solo refresca al país, también genera más de 1.1 billones de pesos en valor de producción y aporta el 3.4% al PIB nacional. Con 120 plantas activas y 680 centros de distribución, el sector emplea a 1.9 millones de personas —143,000 de manera directa—, de acuerdo con Vicente Rodríguez Woog de MexBeb.
La asociación —fundada originalmente en 1945 como la Asociación Nacional de Productores de Aguas Gaseosas— agrupa hoy a los principales actores del sector: ocho embotelladores de Coca-Cola, tres de PepsiCo y AGA, además de marcas como Peñafiel, Jarritos, Tehuacán Brillante y Aguas de Oriente. En conjunto, representan el 98% del mercado de refrescos carbonatados y el 84% del total de bebidas que se venden en México.
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Un mercado de 35,567 millones de litros
Solo en 2024, la industria reportó una producción de 35,567 millones de litros. De este total, 19,053 millones correspondieron a refrescos carbonatados —como Coca-Cola y Pepsi— y el resto a aguas, jugos, bebidas energéticas o funcionales.
A pesar de las críticas al consumo de bebidas azucaradas, Rodríguez Woog asegura que el consumo per cápita en México no ha aumentado de forma alarmante. “Desde 1992, se mantiene en un promedio de 410 mililitros diarios por persona”, afirma, citando datos del INEGI. Incluso durante la pandemia, el consumo apenas se redujo 3.4%.
Reformulación: más opciones bajas en calorías
En respuesta a las tendencias globales de salud y a una mayor presión regulatoria, la industria ha reformulado una parte significativa de su portafolio. Hoy, el 55% de las bebidas comercializadas por las empresas agremiadas son bajas en calorías o sin azúcar.
El impuesto especial implementado en 2014 no redujo el consumo, pero sí cambió la oferta. “El promedio de calorías por cada 100 mililitros bajó de 40 a 32. Es decir, el consumidor sigue comprando, pero accede a bebidas más saludables”, explica Rodríguez Woog.
Uno de los datos más persistentes en el imaginario colectivo es que Chiapas consume 820 litros per cápita al año, especialmente de Coca-Cola. Sin embargo, MexBeb desmiente esta cifra. “Ese número viene de un estudio antropológico de sin metodología clara, basado en solo 40 entrevistas. No hay sustento económico ni lógico para creer que un chiapaneco puede pagar dos litros de refresco diarios”, sostiene el vocero.
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Refrescos
Más allá de la reformulación de sus productos, la industria también invierte en iniciativas sociales. Cada año destina 500 millones de pesos a proyectos de acceso al agua, reforestación y alimentación. Entre ellos destacan los sistemas de captación de agua de lluvia en escuelas rurales.
“Somos una industria regulada, que innova y genera empleos. El mexicano promedio consume lo mismo que hace 30 años, pero ahora con más opciones saludables”, concluye Rodríguez Woog.
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