El comando Vermelho, el objetivo de un sangriento operativo en Río de Janeiro

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La operación policial más mortífera de la historia de Brasil se cobró la vida de al menos 132 personas en Río de Janeiro , informaron autoridades el miércoles, donde sus habitantes se alienaron en una calle con decenas de cadáveres recogidos durante la noche, una semana antes de los eventos climáticos mundiales previstos en la ciudad. El recuento de la Defensoría Pública de Río fue más del doble de la cifra de muertos publicada el martes, cuando las autoridades estatales informaron de al menos 64 muertos, entre ellos cuatro agentes de policía. Las redadas iban dirigidas a una importante banda de narcotraficantes, según el gobierno estatal.

El gobernador de Río, Claudio Castro, dijo que en el recuento inicial solo se habían contabilizado los cadáveres procesados en la morgue pública. Entre sollozos y olor a cadáver, vecinos de una favela del norte de Río de Janeiro recuperaron decenas de cuerpos el miércoles. Los residentes de Penha que fueron a buscar a familiares perdidos recogieron muchos cadáveres de una zona boscosa situada detrás de su barrio, según personas que se encontraban en el lugar de los hechos, donde más de 70 de los cuerpos estaban alineados en el medio de la calle. Periodistas de agencias vieron cadáveres decapitados, con el rostro desfigurado y algunos habitantes de la favela denunciaron “ejecuciones”. “Solo quiero sacar a mi hijo de aquí y enterrarlo”, dijo Taua Brito, madre de uno de los fallecidos, quien estaba rodeada de personas que lloraban y curiosos a ambos lados de la larga hilera de cadáveres, algunos de los cuales estaban cubiertos con sábanas o bolsas.

Objetivo: Comando Vermelho La llamada “Operación Contención” buscó debilitar al Comando Vermelho, el principal grupo criminal de Río y el que más se expandió en los últimos años, según las autoridades. Las fuerzas de seguridad invadieron los complejos de favelas de Alemão y Penha, en el norte de la ciudad, considerados bases centrales del Comando.

Esta organización superó recientemente a las milicias (grupos parapoliciales) en su extensión territorial, aunque la hegemonía del crimen organizado en Río sigue en disputa, de acuerdo con expertos. Se trata del grupo criminal más antiguo de Brasil, conformado en una prisión de Río de Janeiro en los años setenta como un grupo de autoprotección de los prisioneros. “Comenzó con delitos menores, como asaltos y robos a bancos, pero en los años ochenta el grupo incursionó en el tráfico de cocaína, trabajando con carteles de la droga colombianos y asumiendo un rol de liderazgo social en muchos de los barrios marginados de Río”, indica InSight, una organización no gubernamental especializada en la investigación del crimen transnacional. El Comando Vermelho se convirtió en una amenaza nacional y transnacional. Aunque sigue manteniendo su base de poder en los barrios más pobres de Río de Janeiro, el Comando Rojo tiene una gran influencia en las cárceles de todo el país, siendo la región septentrional de Amazonas y el estado occidental de Mato Grosso sus bastiones secundarios. También tiene presencia en Bolivia, desde donde obtiene gran parte de la cocaína, y en Paraguay. También está involucrado en una guerra territorial en curso en la región de la triple frontera entre Colombia, Brasil y Perú, donde el grupo ha expandido su influencia.

Sus enfrentamientos con grupos armados y el Tercer Comando Puro (Terceiro Comando Puro, TCP) son una fuente habitual de violencia en Río de Janeiro. El Comando Rojo tiene una estructura de liderazgo relativamente débil, y ha sido descrita como una red de actores independientes, más que como una organización jerárquica estricta dirigida por un solo líder. La estructura de la banda se asemeja a la organización de una franquicia, ya que cuenta con células locales y redes independientes que operan como aliadas, indica InSight Crime.

La operación más letal Esta operación policial fue la más letal en la historia de Brasil, por encima de los 111 muertos que dejó la masacre de Carandiru de 1992, cuando las fuerzas de seguridad ejecutaron a presos en una cárcel. Desde 2020, también ha tenido que repeler varias incursiones y masacres de las fuerzas de seguridad y las milicias en las favelas de Río bajo su control, pero esta ha sido la peor de todas. En Río, el segundo y tercer operativo más letales ocurrieron en 2021 y 2022, en las comunidades de Jacarezinho y Vila Cruzeiro, con 28 y 25 muertos respectivamente. Entonces también gobernaba el conservador Castro. El gobernador Castro dijo estar seguro de que los muertos de la operación eran delincuentes, ya que gran parte de los disparos ocurrieron en una zona boscosa. “No creo que nadie anduviera por el bosque el día del conflicto”, dijo a periodistas. “Las únicas víctimas reales fueron los agentes de policía”, añadió.

Política de mano dura La operación fue ideada y ejecutada por el gobierno del estado de Río de Janeiro, bajo mando de Castro, aliado del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro. Se llevó a cabo “sin conocimiento del gobierno federal” de Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró este miércoles el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski. Luego de mantenerse en silencio, Lula se pronunció en la red X el miércoles por la noche. “No podemos aceptar que el crimen organizado continúe destruyendo familias, oprimiendo vecinos y esparciendo drogas y violencia por las ciudades”, afirmó. “Precisamos un trabajo coordinado que alcance a la columna vertebral del tráfico (de drogas, ndlr) sin poner a policías, niños y familias inocentes en riesgo”.
Lo que no se sabe Por ahora se desconoce la identidad de los muertos, por lo que no se sabe si todos ellos eran o no sospechosos buscados con orden judicial. Tampoco se divulgó la identidad de la gran mayoría de los detenidos, lo que impide conocer el nivel de impacto sufrido por la estructura del Comando Vermelho. Según medios brasileños, uno de los capturados sería Thiago “Belão” do Nascimento Mendes, apuntado como ladero de “Doca” Alves de Andrade, supuesto jefe del Comando Vermelho en la región, quien logró escapar. Los vecinos denuncian “ejecuciones” y el juez del Supremo brasileño reclamó al gobernador Castro detalles sobre la operación, para determinar si la actuación de la policía se ajustó a la ley, y lo convocó a una audiencia. El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió que se investigue “inmediatamente” lo ocurrido. Mientras Río intenta volver a la calma, sus habitantes se preguntan si en los próximos días habrá coletazos de violencia. Con información de AFP y Reuters

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