El camino para la industria de semiconductores

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Existen diversas razones por las cuales México no es una potencia en la fabricación de chips o semiconductores, una industria que encabezan China, Taiwán, Singapur, Tailandia, Corea, Japón y Estados Unidos. Entre ellas, su trayectoria como país manufacturero y maquilador. Nuestra principal actividad tiene que ver con metalmecánica, y en gran parte con la industria automotriz. También fabricamos productos electrónicos, pero en su ensamble final, desde televisiones y teléfonos hasta computadoras y servidores.

La inversión está llegando

Otra gran razón es que para ser una potencia en diseño y fabricación de semiconductores se requieren muy altos montos de inversión. Para instalar una fábrica de obleas de silicio (silicon wafers) se necesita una inversión cercana a los 100,000 millones de dólares (mdd), y la instalación para el ensamble final de los productos puede llegar a costar entre 20 y 40,000 mdd. Son inversiones muy altas, que no se comparan con lo que algunas empresas, incluso trasnacionales, han invertido en México. Los cambios geopolíticos y económicos que ha traído la guerra comercial entre China y Estados Unidos, así como la epidemia de Covid-19, propusieron un giro en la cadena de manufactura global. Aún en medio de la política arancelaria del gobierno del presidente Trump, México ha conservado su atractivo comercial. Desde lo interno hay que mencionar al Plan México, que anunció la presidenta Claudia Sheinbaum a principios de año. Éste consiste, a grandes rasgos, en un plan de desarrollo de polos comerciales y de manufactura a través del trabajo del sector privado, el sector público y las universidades. Además, está el Plan Cutzari que la presidenta anunció en conjunto con el Secretario Marcelo Ebrard para que México tuviera su primer centro de desarrollo de semiconductores. El plan implica una inversión de 40,000 millones de dólares en los próximos cinco años. Lo que se espera de este esfuerzo es la atracción de inversión. La buena noticia es que esto ya está sucediendo. Recientemente hemos estado trabajando con dos empresas mexicanas nuevas, que buscan establecer operaciones de ensamble, prueba y empaque de semiconductores. Una de estas compañías pretende iniciar operaciones en Hermosillo, Sonora, y la otra en Tijuana, Baja California. Ambas se posicionan en el mundo de los semiconductores pero con un enfoque diferente. Una de ellas está apostando por semiconductores analógicos de radiofrecuencia; la otra, por semiconductores de baja y media potencia o transistores. Estas dos empresas están enfocadas en lograr inversión tanto pública como privada y están atrayendo las miradas de empresas que actualmente basan su fabricación en terceros, bajo el modelo Outsourced Semiconductor, Assembly and Test (OSAT). Éstas podrían ser sus clientes potenciales. Empresas como Qualcomm, Renesas, Infiniumy Micron, fabrican semiconductores, pero no lo hacen de forma directa, sino que buscan a un tercero y así se puedan dedicar a su core business, que es el diseño. Las empresas OSAT se ubican principalmente en Asia. México tiene posibilidad de convertirse en el siguiente epicentro OSAT, porque ya hay plantas de semiconductores en el país. Están Qualcomm e Infineon en Tijuana, Skyworks en Mexicali, está Circuify e Intel en Guadalajara, entre otras. La facturación anual del sector en el país es de 17,000 mdd. Si consideramos que las ventas de semiconductores en el mundo rondan los 500,000 mdd, México tiene 3.4% de la facturación global.

El gran crecimiento de la demanda

¿Es posible continuar el plan a pesar de las políticas actuales en Estados Unidos? Por lo pronto, México sigue siendo el principal socio comercial del vecino del norte, por encima de China y Canadá. El T-MEC sigue vigente, y no contempla aranceles en semiconductores. Se esperaría que este punto se conserve tras las renegociaciones del tratado. El Talón de Aquiles de México es el la fuerza laboral. Entre las empresas del ramo, uno de los principales obstáculos para establecerse es la falta de mano de obra. Por ello es importante la labor actual de las universidades. Hay que destacar que instituciones como CETYS, la UABC, el ITESM, la UNAM, la UdeG y la Universidad Anáhuac, entre otras, se han preocupado por desarrollar planes de estudio enfocados en la industria de semiconductores. México tiene el potencial para convertirse en el siguiente epicentro, y empezar a coinvertir con países como Vietnam o Malasia o incluso como Tailandia. Con fuerza laboral y capital puede lograrse. Las dos empresas mencionadas esperan arrancar operaciones entre 2026 y 2027, con una escala pequeña al principio y con un plan de crecimiento a 5 y 10 años. Mercado sobra. La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) marca que la demanda de chips seguirá creciendo de forma exponencial en los próximos años. El avance tecnológico también continúa, pero México difícilmente puede dar “saltos de rana” en este campo, si no cumple primero con atraer inversión suficiente para ser un jugador relevante en el terreno OSAT. El camino es muy claro: hay que seguir los pasos de los primeros inversionistas. ____ Nota del editor: José Luis Jáuregui es catedrático de Posgrado en CETYS Universidad, Campus Mexicali. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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