El aire de la CDMX sigue extremadamente sucio; la temporada de calor cada año nos lo recuerda

El aire de la CDMX sigue extremadamente sucio; la temporada de calor cada año nos lo recuerda

En el país ya inició la temporada seca y caliente del año, periodo en el que la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) se deteriora considerablemente y a grado tal que es cuando se decreta el mayor número de contingencias ambientales por ozono.

Las autoridades enfatizan que, en la llamada “temporada de ozono”, que va de finales de febrero a junio, se presentan altas temperaturas, poca nubosidad, además de vientos débiles, lo que provoca una mayor generación de ozono y acumulación de éste; sin embargo, expertos en materia ambiental subrayan que, si sigue existiendo la necesidad de decretar las contingencias, es porque se ha hecho muy poco para evitar que el aire que se respira en esta región del país no se contamine a grado tal que constituya un riesgo para la salud de las personas.

Víctor Hugo Paramo Figueroa, coordinador ejecutivo de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), destaca que los gráficos de mosaicos en los que se representa el índice de aire y salud en la ZMVM permiten observar que la temporada seca-caliente, se presentan altos niveles de ozono y altos niveles de partículas gruesas como M10 y finas como las M25.

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En 2024 hubo 12 contingencias; no se había llegado a eso desde 1993

De acuerdo con estadísticas de la Secretaría del Medio Ambiente, del gobierno de la Ciudad de México, en 2024 se activó en 12 ocasiones la contingencia atmosférica en la ZMVM, 11 por ozono y una por partículas finas con un diámetro aerodinámico menor o igual que 2.5 micrómetros (PM2.5).

Lo delicado del asunto es que no se había llegado a ese número desde 1993 (todas por ozono), por lo tanto, la calidad del aire de 2024 fue considerablemente peor, por lo menos que durante los últimos nueve años, pues en 2016 se decretaron solo dos contingencias menos que el año pasado. En 2023 se activaron tres contingencias; en 2022, seis; en 2021, y en 2020, una y en 2019, siete.

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Infográfico EE

En lo que va de 2025, se han activado ya tres contingencias. La primera el 1 de enero, por PM 2.5; la segunda el 26 de febrero por ozono y la tercera el 18 de marzo, por ozono.

En esta última ocasión, la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) activó la contingencia ambiental por ozono en la zona, debido a que la calidad del aire era muy mala, pues se registró una concentración máxima de ozono de 155 partes por billón (ppb) en la estación ubicada en la alcaldía Gustavo A. Madero.

La primera contingencia del año se activó el 26 de febrero pasado, cuando se reportó la presencia de 157 ppb de este contaminante, en la estación Tlalnepantla, Estado de México. En esa ocasión, la restricción duró 24 horas, tras mejorar las condiciones de viento en esta región del país.

¿Por qué es peligroso el ozono y las PM?

En las capas más altas de la atmósfera, el ozono protege a los humanos de la radiación ultravioleta procedente del sol; sin embargo, al nivel del suelo, puede ser perjudicial para la salud. A elevadas concentraciones puede provocar daños en la salud, como irritar el sistema respiratorio, agravar el asma y las enfermedades pulmonares crónicas, reducir la función pulmonar, disminuir la esperanza de vida.

Al respecto, José Abraham Ortínez Álvarez, coordinador General de Laboratorio de Referencia en Investigación sobre Contaminación y Salud Ambiental del INEEC, explica que el ozono troposférico, que es el que se encuentra en la parte más baja de la atmósfera, es un contaminante secundario que se forma a partir de reacciones fotoquímicas complejas, en presencia de luz solar, entre los óxidos de nitrógeno (NO, NO2) y los compuestos orgánicos volátiles (COV).

Los seres humanos contribuyen a la formación de ozono troposférico, sobre todo mediante la quema de combustibles fósiles en el transporte, la industria, comercios y servicios.

Otras fuentes importantes de precursores de ozono son las emisiones de vapores de gasolina de estaciones de servicio, los solventes evaporados por de diversos productos de limpieza, las fugas de gas de los hogares, las quemas agrícolas y los incendios forestales.

El especialista destaca que el ozono troposférico tiene efectos nocivos relacionados con la mortalidad prematura y una gama de cuestiones de morbilidad humana y animal, así como en el medio ambiente.

La exposición al ozono se ha vinculado con la mortalidad prematura y una gama de cuestiones de morbilidad como admisiones en hospitales y síntomas de asma.

La Norma Oficial Mexicana (NOM-020SSA1-2021) establece el cumplimiento gradual para valores límite de ozono. En los años 2024 al 2025 se especifican concentraciones menores a 0.090 en promedio horario y 0.060 partículas por millón (ppm) para el máximo del promedio móvil de ocho horas.

Por otra parte, la Norma Oficial Mexicana (NOM-025-SSA1-2021) establece el cumplimiento gradual para valores límites de partículas suspendidas con un diámetro aerodinámico menor o igual que 10 micrómetros (PM10) y Partículas finas con un diámetro aerodinámico menor o igual que 2.5 micrómetros (PM2.5).

En los años 2024 al 2025 se especifican las concentraciones: PM10: 60 microgramos por metro cúbico (µg/m3) para el promedio 24 horas y 28 µg/m3 para el promedio anual y para Pm2.5: 33 µg/m3 para el promedio 24 horas y 10 µg/m3 para el promedio anual.

Más de seis meses de cada año el ozono supera los límites permitidos por la norma

Estadísticas del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) y de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, muestran que, en materia de ozono, por lo menos de 1990 a 2023, en ningún año el número de días en los que se ha rebasado el límite permitido por la norma ha sido menor a 199.

Los registros exponen una mejora, si se compara lo que ocurría en la década de los años 90 del siglo pasado a la fecha. Entre 1990 y 2000 el número de días en que se superó lo que indicaba la norma fe entre 323 días y 357 días, pues en 1994 solo ocho días no se superó la norma.

Entre 2018 y 2023, el número de días que se rebasó la norma por año fue entre 218 y 250. Lo malo es que el año en que se tuvo el mejor registro, en más de siete meses se rebasó la norma.

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Infográfico EE

José Abraham Martínez Álvarez, coordinador General de Laboratorio de Referencia en Investigación sobre Contaminación y Salud Ambiental del INEEC, refiere que entre 2016 y 2024, se activaron 39 contingencias por ozono de las cuales 36 (89% ocurrieron entre marzo y junio). La mayoría de las contingencias han tenido una duración de un día.

En materia de PM2.5 los registros muestran una mejora, si se compara lo que ha ocurrido en los últimos cinco años, cuando el número de días en que se ha rebasado lo que indica la norma ha estado entre 70 y 91 días, con lo que ocurría entre 2004 y 2008, cuando los registros eran de entre 180 y 203 días en que se superaba lo indicado por la norma. Cuando menos días se ha superado la norma fue en 2003 pero casi dos meses se superó.

Algo similar ocurre en materia de PM10. Entre 1995 y 1997 ocurrieron los registros más altos, pues en esos años se superó lo que indica la norma entre 332 y 360 días y los registros más bajos ocurrieron 2020, cuando fueron 136 y 2023 con 157 días, pero en 2024 se incrementó a 201 días en que se superó lo indicado por la norma.

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Infográfico EE

Ortínez Álvarez, llama la atención en que los registros indican que también se ha reducido el número de horas en los que ocurren los registros arriba de la norma.

Entre 1990 y 2023 los registros más altos ocurrieron en 1991 y 1992 cuando durante 3,266 y 2,892 horas las marcas de ozono estuvieron arriba de la norma. En 2022 fue de 1,015 y en 2023 de 980 horas.

“Esto significa que hemos hecho acciones que nos han permitido que los episodios ya no sean tan largos (…) En épocas anteriores lo que pasaba era que había una intensidad mayor, pero porque evidentemente las acciones y estrategias no eran lo suficientemente contundentes”.

Sin embargo, dijo que, en los últimos años se ha registrado un repunte tanto en ozono como en partículas lo que ha preocupado a las autoridades. “Son producto de cambio climático. Es un aumento de emisiones Es algo que debemos de ir evaluando a lo largo de estos procesos”.

Pueden ocasionar muertes prematuras

José Luis Samaniego Leyva, director general del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) expone que la influencia de los fenómenos climatológico y los meteorológicos contribuyen al problema del ozono en la ZMVM. Sin embargo, indica que esos factores cada vez representan un riesgo para la calidad de vida y la salud de la población y previsiblemente van en aumento.

El año pasado estuvo marcado por 11 contingencias de ozono que significaron 16 días con altas concentraciones de este contaminante, principalmente en mayo.

“Dado que los episodios van al alza en los últimos años en frecuencia e intensidad, debemos de considerar los otros factores que acentúan la mala calidad del aire durante esta época, como los meteorológicos, los sistemas anticiclónicos y las ondas de calor, así como los humanos como la tasa de motorización la adulteración de los combustibles que debería de ayudarnos a afinar las acciones de política pública y que van alterando la química atmosférica en el Valle de México.

Subraya que las altas temperaturas, junto con la radiación solar intensa, la baja nubosidad, los vientos débiles generan la producción y el estancamiento de los contaminantes en la atmósfera y producen a su vez daños a la salud que acaban en enfermedades respiratorias, muertes prematuras, por la excesiva exposición a los contaminantes.

Por razones políticas se quiere solucionar el problema solo parando automóviles

Por su parte, el consultor en políticas públicas en materia ambiental, Carlos Álvarez, recalca que si se siguen registrando niveles de ozono y partículas en el aire que superan las normas en la materia, y por lo mismo ponen en riesgo la salud de los habitantes de la ZMVM, es porque no se han implementado acciones que permitan bajar considerablemente la emisión de gases que contribuyen a la formación de esos contaminantes, del amplio número de fuentes que las emiten.

“Nadie ha cambiado nada. Todos seguimos quemando gasolina, los autos eléctricos o híbridos son muy pocos, los trolebuses son muy pocos, el sistema de transporte colectivo Metro no se ha ampliado como se proyectó”.

Estamos pensando que el problema se debe al calor, los vientos, etcétera, cuando en realidad la causa es la enorme cantidad de fuentes de contaminación que siguen emitiendo grandes cantidades de sustancias al aire, porque no se han implementado medidas para reducir esas emisiones.

Recuerda que en 1992 ocurrió una crisis ambiental en la capital del país por los elevados niveles de plomo en el aire, principalmente porque las gasolinas tenían altas concentraciones de esta sustancia, lo cual incluso motivó a que en diciembre de 1994 se publicara la Norma Oficial Mexicana de Plomo (NOM-026 SSA1-1993).

En esa época, la discusión era quién contaminaba más, si la refinería de Azcapotzalco, la termoeléctrica del Valle de México, o los automóviles.

El gobierno decidió cerrar la refinería y convertir a gas la central eléctrica; sin embargo, no hubo un impacto importante en los niveles de contaminación del aire, lo que evidenció que los automóviles tienen un aporte importante al problema.

Sin embargo, desde entonces se tomó conciencia de que hay otras fuentes importantes de contaminación, como la industria, el aeropuerto, alrededor de 400 tiraderos de basura, las excretas de los animales, los contaminantes que se generan de los solventes y pinturas, las miles de rosticerías que hay en la zona, los miles de talleres de hojalatería, más de 20 millones de pilotos de las estufas, hasta los miles de botes de tamales que sacan todas las mañanas a las calles.

Lo delicado del asunto, remarca, es que, para la autoridad, los automóviles es el principal emisor de contaminantes y lo que hace para tratar de remediar la situación es solo suspender la circulación automóvil. “Eso no es ninguna solución”.

Llama la atención en que desde los años noventa se pudo implementar un plan que tuviera como objetivo utilizar principalmente automóviles eléctricos y cambiar a energías limpias el trabajo de las empresas de la zona.

Además, no se ha hecho la transición a eléctricos del transporte público, ni se sacó al aeropuerto de la ciudad. Tampoco se ha implementado un programa para sustituir el uso de gas en las casas-habitación por sistemas eléctricos en estufas y calentadores de agua.

También llamó la atención en la contaminación que genera los carros recolectores de basura y cascajo, que no han sido cambiados por vehículos eléctricos.

Asimismo, refiere que “lo que siempre supimos y no se ha podido resolver” es que la central termoeléctrica de Tula, Hidalgo, es una fuente importante de contaminantes para la Zona Metropolitana del Valle de México. Colabora con cerca de 12% de la contaminación.

Incluso indica que, si bien el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que funcionará con gas, no hay un gasoducto en la zona que se lo suministre.

El inventario de emisiones de la Zona Metropolitana del Valle de México 2020, publicado en 2023, contempla 90 fuentes de contaminación, entre ellas 25 fuentes puntuales, cinco de desechos urbanos, cinco de combustión, 15 de uso comercial y doméstico de solventes, cuatro móviles no carreteros, cuatro de distribución, fugas y almacenamiento de combustibles, tres de construcción, cuatro de agricultura, dos de ganadería, 10 de otras fuentes de área, 11 fuentes móviles y dos de vegetación.

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