Diego Prieto renuncia al INAH ante cambios transversales en Cultura

Este miércoles, el antropólogo Diego Prieto Hernández, hasta ayer director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha renunciado a su cargo. El directivo convocó a una reunión a directoras y directores de las distintas áreas dependientes del instituto para comunicar las razones de su dimisión al cargo que había ejercido desde 2016.
Destacó la ausencia de la secretaria de Cultura federal, Claudia Curiel de Icaza, quien, expresó Prieto, no asistió dado que se encontraba atendiendo las demandas del gremio histriónico sobre el uso no regulado de la tecnología de inteligencia artificial.
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Este es uno de los casos donde es pertinente reproducir la voz de los hechos de manera íntegra.
“Entre hoy y mañana sale publicado el Reglamento de la Secretaría de Cultura. En ese reglamento se considera la creación de lo que vamos a llamar la Unidad de Culturas Vivas, Patrimonio Inmaterial e Interculturalidad. Es un planteamiento que desde el periodo de la transición le presenté a la presidenta, Claudia Sheinbaum. Primero se hablaba de un instituto, se estuvo discutiendo qué entidades de la Secretaría de Cultura se iban a englobar en esta nueva entidad, y llevó un poco de tiempo. Por otro lado, la presidenta y la secretaria (Claudia Curiel) estuvieron un poquito inquietas alrededor de por qué yo quería hacer otra cosa. Pues yo les digo, porque también soy inquieto y ya llevo nueve años al frente de esta institución, que, por supuesto, son los mejores de mi vida, pero las cosas se van gastando y la inercia se va imponiendo, y todo se tiene que renovar”.
“Pero, además, sí me parecía fundamental que en estos gobiernos que promueven una transformación en favor de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, de las clases y sectores subalternos más desfavorecidos de la sociedad, de las clases y sectores subalternos, de los pueblos indígenas y afromexicanos, hubiese una acción cultural, institucional, dirigida a impulsar, promover y salvaguardar el patrimonio vivo que, por supuesto, es fundamental, pero también es importante atender eso que en el ámbito internacional se conoce como patrimonio cultural inmaterial. La gente luego no entiende mucho qué es eso (…) No queremos sólo que se conserve la inmaterialidad, necesitamos que se conserve la materialidad que soporta la inmaterialidad. Ese dualismo muy occidental no lo comprenden mucho los pueblos originarios”.
“Lo cierto, insisto, es que, si bien la Secretaría de Cultura y particularmente el INAH tienen todo un entramado jurídico, institucional, académico, para el cuidado del patrimonio monumental (…) sí considero que hacía falta que estos gobiernos de transformación, en favor de los más pobres, de los pueblos originarios, de las culturas populares, sean plurales, sean rurales o urbanas, era importante articularlo. Había que recuperar las tradiciones que en su momento empujaron nuestros antecesores”.
“La idea es construir una entidad que se ocupe de todo el trabajo de acercamiento y de acompañamiento cultural con las comunidades de México, que se haga un trabajo de territorio, un trabajo que vaya más allá de la investigación académica que el INAH hace, y hace muy bien, y que se centre en la tarea de la promoción social y cultural con la gente, con las comunidades, desde ellas y, sobre todo, a partir de su protagonismo”.
“Siempre pensé que toda la capacidad académica del INAH en las diversas disciplinas de la antropología se debería engarzar con el compromiso y la cercanía de los promotores de Culturas Populares que hacen una tarea en el territorio, y que, por cierto, hacen una tarea prácticamente sin ningún recurso y con unos salarios pésimos. Si en el INAH nos quejamos de que faltan recursos, en Culturas Populares ya ni les platico”.
Un nuevo proyecto interinstitucional
Acto seguido, el antropólogo anunció que, con la publicación del nuevo reglamento, se creará una nueva unidad que tendrá dos direcciones generales: “una que se llama Dirección Técnica y de Investigación de las Culturas Populares, y la otra que sería la Dirección General de Acción Territorial y Trabajo Comunitario”, las cuales, dijo, trabajarán de la mano del INAH.
Más adelante, Prieto Hernández declaró: “me ha tocado, en estos nueve años, trabajar por la consolidación y el fortalecimiento de una institución como es el INAH. Ahora el desafío es crear institución, una que no existe, que ahora será una unidad. Tendremos que armar un triángulo virtuoso con el INAH y con el INBAL en el desarrollo de una política dirigida al patrimonio cultural en su integridad, pero también vamos a tener que tender puentes muy estrechos con el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali)”.
“Me ha pedido la presidenta que trabajemos en la revitalización del Inali y también me ha pedido que hagamos una relación transversal con el Fonart (…) y también vamos a tener una relación muy cercana con el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), con quien, por supuesto, hemos estado platicando para que podamos ayudarles a nutrir, con acciones y programas culturales, toda la tarea de desarrollo que empuja el INPI y, muy particularmente, la que tiene que ver con los planes de justicia que se van a desarrollar con mayor intensidad en las distintas regiones indígenas de México”.
Acto seguido, el funcionario expresó con la voz entrecortada: “esa es la idea y esta es la razón por la que tengo que dejar el instituto. Ahora sí que no es falta de cariño, los quiero con el alma, pero hay que seguir”.