Día Internacional del Tequila: expansión, sofisticación y desafíos sustentables

Cada 24 de julio se levanta el caballito por más que una bebida: se celebra un ícono mexicano. El Día Nacional del Tequila fue declarado oficialmente por la Cámara de Diputados en 2024 para conmemorar el legado cultural, económico y social de este destilado, cuyo prestigio trasciende fronteras. La fecha coincide con un momento simbólico: en 2006 la Unesco declaró, el paisaje agavero y las antiguas instalaciones industriales de Tequila, Jalisco, como Patrimonio Mundial por su relación histórica con esta bebida ancestral.
Desde entonces, el tequila no solo es un producto: es una narrativa embotellada de México, su tierra y su gente.
600 % de crecimiento en 30 años: de bebida popular a estandarte global
En 1994, existían 392 marcas registradas de tequila vinculadas a productores autorizados. Hoy, son más de 2,900, con 206 casas tequileras operando dentro de la Denominación de Origen. En 2024, México produjo 495.8 millones de litros de tequila, de los cuales 400.3 millones fueron exportados. Es decir, 8 de cada 10 litros se consumen fuera del país.
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El tequila ha dejado atrás su imagen de bebida exclusiva para celebraciones. De acuerdo con el Consejo Regulador del Tequila (CRT), esta bebida emblemática de México se ha consolidado como un símbolo de autenticidad, sofisticación y mexicanidad en el mundo entero, el organismo ha destacado que esta transformación refleja no solo el crecimiento en su consumo global, sino también el posicionamiento del tequila como una bebida de alta gama, cargada de identidad cultural.
Países como Estados Unidos, España, Alemania y Japón lideran las importaciones, y en ciudades como Tokio, el tequila ya es protagonista en catas y rituales comparables a los del whisky o el sake.
La era del tequila premium
Una de las transformaciones más notables es la del tequila premium y ultra premium. Bartenders, mixólogos y sommeliers han elevado el perfil de la bebida, incorporándola en menús de coctelería de autor, restaurantes de alta gama y experiencias de lujo.
En la actualidad, clubes privados de alto perfil en Nueva York han comenzado a ampliar de forma notable su oferta de tequila premium, pasando de contar con apenas siete etiquetas a incluir hasta 27 en su carta. Según el Consejo Regulador del Tequila, este tipo de decisiones refleja el creciente prestigio de la bebida mexicana en espacios exclusivos, donde antes predominaban destilados como el whisky o el coñac.
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Tequila
Este cambio ha permitido que muchas marcas mexicanas apuesten por la calidad, el diseño, la trazabilidad y el storytelling, elementos clave para competir en mercados exigentes.
Autenticidad bajo resguardo: denominación, trazabilidad y defensa comercial
El tequila cuenta con Denominación de Origen reconocida en 57 países, lo que garantiza que solo se puede producir en zonas autorizadas de Jalisco y partes de Guanajuato, Michoacán, Nayarit y Tamaulipas. Además, el CRT ha implementado un sistema de trazabilidad digital que permite seguir cada lote desde el campo hasta el anaquel.
Estas herramientas son esenciales para combatir el reetiquetado y la piratería en países como Perú, Ecuador o algunos mercados africanos, donde otros destilados buscan apropiarse del prestigio de la palabra “tequila”.
Sobreproducción y agave: ¿problema o solución?
El auge del tequila trajo consigo un fenómeno complejo: la sobreproducción de agave azul, materia prima que ha bajado de precio por exceso de oferta. Sin embargo, esta expansión también ha permitido recuperar tierras antes erosionadas.
“Muchas regiones de Jalisco han visto una reducción en la desertificación gracias a la siembra de agave, que retiene humedad y recarga acuíferos”, explica Francisco Núñez Escudero, especialista en medio ambiente. En menos de una década, las hectáreas cultivadas crecieron de 70,000 a más de 500,000, lo cual genera impactos ecológicos no siempre negativos.
Agua y residuos: desafíos del nuevo siglo
Producir tequila requiere recursos, pero menos de lo que se cree. Para hacer un litro de:
- Vino: 850 litros de agua
- Vodka: 33 litros
- Cerveza: 2.6 litros
- Tequila: 8.5 litros
El agave no requiere riego artificial y se desarrolla con lluvias estacionales, lo cual reduce su impacto hídrico frente a otras bebidas. Aun así, el CRT trabaja con productores y destilerías para reducir el consumo en un 15 % al año 2030, mediante sistemas de tratamiento y reciclaje.
En paralelo, se enfrentan desafíos como el manejo de la vinaza (12 litros por litro de tequila) y el bagazo de agave (1.5 kg), residuos que pueden contaminar si no se procesan correctamente. Ya hay avances: algunos complejos usan la vinaza para producir biogás y energía renovable.
Desde 2016, el sector se ha comprometido a reducir su huella de carbono en 25 % y aumentar el uso de energías limpias en 12 %. Muchas tequileras han incorporado paneles solares, biomasa, y tecnologías para capturar los gases de fermentación.
También se avanza en la certificación Agave Responsable Ambiental, que garantiza que el agave provenga de zonas que no han sido deforestadas ni protegidas, respetando la biodiversidad local.
En paralelo, el uso de inteligencia artificial y procesos automatizados ha permitido optimizar cosechas, predecir fermentaciones ideales y asegurar la calidad de cada lote.
El tequila es más que una bebida: es una identidad líquida, un motor económico, un ícono cultural y una historia de transformación constante. A 30 años del inicio de su expansión internacional, y en este 24 de julio, Día Nacional del Tequila, el reto es claro: seguir creciendo sin perder el alma.
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