Día de la Juventud 2025: las letras chiquitas que debes leer al contratar una tarjeta de crédito

A través de una aplicación, Axel solicitó su primera tarjeta de crédito a los 23 años. ¿El objetivo? Comprar a meses sin intereses (MSI) todo aquello que no podía liquidar en una sola exhibición. Todo iba bien, hasta que un día no pudo pagar la mensualidad completa y se percató que la tasa de interés de su plástico era de prácticamente 100 por ciento.
Se trata de un detalle importante que nunca consultó, porque, como a muchos nos ha pasado, no leyó las letras chiquitas de su contrato y sólo se concretó a pedir esa tarjeta por los beneficios que le ofreció la institución financiera.
Como él, miles de jóvenes y no tan jóvenes no se detienen a analizar las comisiones y costos que implica tener una tarjeta de crédito, lo cual, muchas veces, termina por ser un gran problema para sus finanzas.
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Mercado atractivo
La Ley del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve) considera a las personas de entre 12 y 29 años como jóvenes.
En México habitan 37.31 millones de personas en ese rango de edad, los cuales representan 28.6% de la población del país. De ese universo, 15.16 millones realiza alguna actividad económica formal o informal, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La cifra representa un negocio muy atractivo para las instituciones financieras privadas, las cuales tienen en el mercado más de 40 millones de tarjetas de crédito y, por supuesto, que van por más.
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¿Es bueno que los jóvenes tengan tarjeta?
De acuerdo con Bravo (antes Resuelve tu deuda), 48% de los mexicanos encuestados adquirió su primer crédito cuando empezaron a laborar, a la edad de entre 19 y 24 años.
Para BBVA, que los jóvenes tengan un plástico es una buena idea siempre y cuando se tenga un control adecuado de ella.
Entre los beneficios que ofrece, considera, están la construcción de un historial crediticio a temprana edad y el aprendizaje que genera en materia de cultura financiera.
De acuerdo con la plataforma de comparación de tarjetas Kardmatch, las instituciones financieras que las ofrecen sin historial crediticio podrían solicitar un depósito en garantía para ser aprobado, en lo que construyes tu historial crediticio.
“Esta es la forma en la que se protegen los emisores al asumir el riesgo que implica dar crédito a personas sin historial crediticio“, refire.
Advierte que, la línea de crédito que te otorguen está relacionada con el depósito que dejes, el cual no pierdes y se mantiene ahí mientras reportas a buró el manejo de una tarjeta con una línea de crédito mayor.
Además, la línea de crédito de crédito que ofrecen es pequeña y puede incrementar conforme demuestres buen comportamiento de uso y pago, lo cual te permitirá aprender a usar tu tarjeta correctamente sin riesgo de endeudarte.
En el país una persona puede solicitar una tarjeta a partir de los 18 años. Sin embargo, para menores de edad se puede emplear un plástico adicional de una cuenta principal.
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Si bien los jóvenes pueden acceder a instrumentos de la banca tradicional, donde instituciones como Santander, BBVA y Banorte tienen productos especializados, existe una tendencia a solicitar tarjetas a través de aplicaciones móviles o por la web, en las cuales la respuesta es prácticamente inmediata. Tal es el caso de Nu, Stori, Plata, DiDi Car y Rappi Card.
“La mayoría de los créditos que se otorgan de manera rápida y fácil suelen ser bastante caros; en este caso, el problema de las tarjetas de crédito que se tramitan a través de una aplicación, como DiDi o Rappi, es que tienen una tasa de interés bastante elevada”, comenta Daniel Urías, fundador de Cooltura Financiera.
A eso se suman otras características: como condiciones de uso específicas al mes para evitar cargos adicionales.
Si bien este tipo de instrumentos ofrece beneficios como cero costo de anualidad, MSI y un cashback atractivo, no siempre compensa los altos intereses.
“Por favor, jóvenes, antes de solicitar una tarjeta, que se les hace muy fácil, tanto como descargar una aplicación y pedir que les manden, entiendan cómo funciona y revisen sus condiciones específicas, para evitar cobros sorpresas”, añade el especialista en educación financiera.
Si bien es importante que los cuentahabientes revisen los beneficios que ofrecen las instituciones financieras, Para Urías lo es más poner bajo la lupa los detalles finos, como tasas de interés, Costo Anual Total (CAT), posibles cláusulas abusivas, monto de anualidad y otras comisiones que se cobren, así como posibles seguros que estén ocultos.
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