Del reciclaje al arte: La cartonería que transforma cuadernos usados en piezas para Día de Muertos

Del reciclaje al arte: La cartonería que transforma cuadernos usados en piezas para Día de Muertos

Al acabar el ciclo escolar, las familias desechan cuadernos y libros usados para darle la bienvenida a nuevo material, pero para evitar que estos desechos terminan en la basura, existe un proceso artesanal que les da una nueva vida y esto es la cartonería. 

Devany Gutiérrez, fundadora de Cartonería Mexicana, comenta que este manterial lo usan para la creación de piezas decorativas hechas de papel, cartón, los cuales son perfectos para esta temporada de Día de Muertos, ya que ha sacado calaveritas, perros y papel picado.

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“Inicié hace 13 años. Empecé a trabajar en la cartonería gracias a mi mamá, quién comenzó a tomar talleres de cartonería. Yo le ayudaba a realizar las piezas y en ese entonces tenía 15 o 16 años. Estudiaba y le ayudaba, pero me pagaba”, relata.

En México, la fuerza laboral de trabajadores artesanales está conformada por 6.24 millones de personas, en el que 74.6% son hombres y 25.4% son mujeres, de acuerdo con Data México.

Artesanías de un negocio familiar 

Cartonería Mexicana es popular en redes sociales, ya que muestra el proceso o los diseños de sus creaciones, pero detrás del proceso, Devany Gutiérrez comenta que todo se produce en Cuautepec Barrio Alto, en la alcaldía Gustavo A. Madero en la Ciudad de México. 

“El taller está en la casa, es un cuarto adaptado”, comenta. En este sentido, el negocio está conformado por cuatro familiares, quienes se reparten el trabajo cuando se trata de varios pedidos o si se trata de figuras más grandes, como un tlacuache de cuatro metros, en el que tardaron un mes para elaborarlo.

Asimismo, los principales materiales que usan es el papel, cartón y engrudo, los cuales, de acuerdo con Devany Gutierrez, para obtener el material, le pide a sus vecinos y conocidos que donen las libretas, libros y hasta cajas de cereal —sobretodo cuando termina el ciclo escolar—.

“Hemos llegado a comprar hojas en los lugares donde van a vender papel y PET, pero mejor aprovecho los fines del ciclo escolar”.

Alta temporada de ventas y el Día de Muertos

La cartonería puede adaptarse a cualquier temporada, pero es más solicitada durante las celebraciones de Día de Muertos, en la que las personas buscan decorar sus altares con un toque más artesanal y colorido. 

En este contexto, Devany afirma que esta es una buena temporada de ventas, ya que le solicitan pedidos de perros y cráneos pequeños, debido a que son fáciles de transportar, porque miden desde los nueve a los 22 centímetros, tratándose de piezas pequeñas.

Además de los pedidos que tienen, también venden sus artículos en la tienda del Museo de Arte Popular y en la tienda Hilos en nogada, ubicada en Polanco, en el que no trabajan bajo comisión, sino que ambas tiendas compran las figuras.

Nos empiezan a realizar los pedidos a mitad del año, para poder entregarlo en septiembre, porque acabando las fiestas patrias, montan lo de Día de muertos. Son pedidos grandes, aproximadamente de unas 300 piezas”.

Regateo y la lluvia: Los retos de la cartonería

A pesar de que los materiales no suelen representar un fuerte gasto, lo que se invierte mucho mayormente es el tiempo que toma elaborarlos. Devany Gutiérrez argumenta que hacen los moldes con plastilina para luego cubrirlo con cuatro capas de papel, seguido del secado y por último, añadir los detalles con papel o con pintura. 

Por ende, el tiempo de elaboración de una pieza chica como la calavera de nueve centímetros toma una semana de elaboración; mientras que un perro de 40 centímetros toma un mes, a pesar de que son cuatro personas que colaboran.

Sin embargo, un reto que retrasa la operación es el tiempo de secado, porque es al aire libre y a causa de ello, dependen del clima. “Nosotros necesitamos de un buen sol para que nos ayude a acelerar este proceso y que sea continuo. Este proceso de cartonería es similar a cuando realizamos piñatas”.

Por otra parte, el segundo reto es lidiar con el regateo, en el que han tenido casos en el que se les cuestiona por los precios y si venden a mayoreo, podrían tener un descuento, pero Devany Gutiérrez comenta que si es una o 20 piezas, el proceso es el mismo.

“No es lo mismo hacer una pieza a realizarlas en serie (considerando que hay un descuento), porque al final hay cansancio, desgaste en las manos, vista y cuerpo. Por eso, con un descuento, hay una merma del trabajo”.

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