De cómo Morena hizo pedazos al PRI y al PAN
Lo convirtieron en una especie de mantra, fue un lema de campaña que penetró y se hizo respuesta automática. Cuando alguien decía que López Obrador no acabó con la corrupción, la respuesta de sus incondicionales era: “sí, pero el PRI o el PAN robaron más”.
La llamada Estafa Maestra lo hacía incontrovertible, la corrupción en el gobierno de Peña Nieto, obras como la Estela de Luz con Calderón, los hijos de Martha con Fox, Raúl Salinas de Gortari, el hermano del expresidente, y podríamos seguirle, ni cómo defenderlos
Pues eso se acabó, solito el huachicol fiscal hizo pedazos la reiterada respuesta, el monto por el contrabando de combustibles se ha tornado incuantificable, hay quienes hablan de 600,000 millones de pesos como cifra conservadora, si así fuera habría que sumar todos los atracos conocidos en los últimos 30 ó 40 años, y aun así los siete años de la transformación harían a Morena y su gobierno el campeón indiscutible de la corrupción.
El nepotismo, el tráfico de influencias, el conflicto de interés han cobrado dimensiones jamás vistas, sí, los Zuno con Echeverría hicieron época, pero quedaron en juego de niños frente a las revelaciones de los contratos y las complicidades de los hijos, hermanos, sanguíneos o no, empresarios, cárteles, colaboradores y militantes, entre otros.
Cobran especial relevancia los vínculos que se han venido descubriendo en el Obradorato y grupos del crimen organizado, en particular con el Cártel de Sinaloa. A las publicaciones de medios nacionales y redes sociales se agregaron los internacionales que dieron cuenta de las investigaciones de corporaciones estadounidenses en torno a las campañas presidenciales de López Obrador en 2006, 2012 y 2018, mismas que fueron frenadas por el expresidente Barack Obama.
Dichos vínculos se hicieron evidentes en el proceso electoral de 2021, en especial en Sinaloa y Tamaulipas, y lo rubricó el aspirante a la presidencia de Morena, Porfirio Muñoz Ledo, quien sostuvo públicamente que había una estrecha relación entre López Obrador y miembros de su partido con el crimen organizado, por aquel entonces ya se asomaba el huachicol fiscal.
El Obradorato ha preferido voltear al espejo retrovisor que verse la cara, así acaban de detener al exgobernador de Chihuahua, César Duarte; dejan tras las rejas al de Veracruz, Javier Duarte, y pretenden endilgar el huachicol al de Tamaulipas, Francisco Javier Cabeza de Vaca.
Pero a los propios no los tocan, incluso los premian con la permanencia en los cargos, como viene ocurriendo con Rocha Moya, Alfonso Durazo, Cuitláhuac García o Américo Villarreal, o con el escudo del fuero, Adán Augusto López Hernández y Mario Delgado.
Como pocas veces, las Fuerzas Armadas han sido alcanzadas por los señalamientos de corrupción, los exsecretarios de Defensa y Marina están señalados junto con otros mandos, tanto por el oscuro manejo de recursos y obras como por el huachicol fiscal.
Con el poder en la mano, más si se controlan los tres poderes, los órganos de investigación y procuración de justicia han podido proteger y hasta hacer creer a muchos que son mentiras y cubrir con el manto de la impunidad a quienes son de la familia o de la secta.
Las encuestas más o menos respetables evidencian en los últimos meses que crece la descalificación o la duda, que hoy los gobiernos de Morena están descalificados, inclusive con porcentajes del 80%, apenas un 20% sigue creyendo que no hay corrupción.
Andrés Manuel, Andy, José Ramón, Bobby, Pío, Martinazo, Pepín, la prima Felipa, Adán Augusto, Amílcar, los primos, el Tren Maya, Dos Bocas, el AIFA, las compras de medicamentos, entre otros nombres y asuntos, han despedazado aquello de que “el PRI o el PAN robaban mas”. Hay un nuevo sheriff en el pueblo.
