De ‘2001’ a ‘Misión imposible’, 60 años de angustia tecnológica en el cine

El cine se ha interesado por las criaturas artificiales desde sus inicios. Pero lo que puede calificarse más rigurosamente como inteligencia artificial (IA) es un tema que se remonta a la década de 1960.
Mientras que los robots y los androides se han utilizado como metáfora del proletariado o de individuos deshumanizados y cosificados, la IA incorpórea se ha representado más bien como una entidad inhumana y mortífera. Esta visión puede relacionarse con la llegada del ordenador y la forma en que el gran público lo ha ido integrando poco a poco.
La audiencia descubrió progresivamente los ordenadores al final de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual se diseñaron máquinas como Colossus o el Electronic Numerical Integrator And Computer (Eniac) para ayudar a descifrar las comunicaciones alemanas o calcular las trayectorias de los misiles balísticos.
La investigación se aceleró después de 1945. Muy pronto, la prensa presentó los primeros ordenadores como “cerebros gigantes”, tal y como reza el título de uno de los primeros libros dedicados a ellos en 1949. Al año siguiente, la revista Time planteó en su portada una pregunta tan emocionante como inquietante: “¿Puede el hombre construir un superhombre?”.
Poco a poco, surgieron tres temas en torno a la figura del ordenador y, pronto, de la IA: la automatización del mundo laboral y el desempleo resultante; la tecnocracia y el advenimiento de una sociedad que rendía un culto desmesurado a las máquinas; y la automatización de las armas militares.
El desempleo tecnológico en la pantalla
El ordenador está estrechamente asociado a las facultades mentales, en una época en la que el término “computadora” todavía se utilizaba para designar a los seres humanos que realizaban operaciones matemáticas. La revista estadounidense Collier’s Weekly planteó brutalmente la cuestión de la automatización ya en 1953 con estas palabras: “¿Te sustituirá un cerebro mecánico?”.
El miedo al desempleo tecnológico ya es el tema central de la comedia romántica Desk Set (1957), en la que un ordenador amenazaba con eliminar todos los puestos de secretarias y documentalistas de una gran empresa.
Pero la película estaba patrocinada por IBM, entonces líder del mercado, y en realidad buscaba convencer de que no había nada que temer: el inventor (Spencer Tracy) incluso termina casándose con una de las documentalistas (Katharine Hepburn). Los créditos de la película invitaban al público a acercarse a la intimidante máquina y comprobar que no tenía nada de dañina.