Cultivar bienestar: pequeños productores y el futuro del campo mexicano

Cultivar bienestar: pequeños productores y el futuro del campo mexicano

En un planeta que alcanzará los 10 millones de habitantes hacia 2050, la demanda global de alimentos podría aumentar hasta 60%, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Frente a este desafío, el papel de los pequeños agricultores —quienes cultivan parcelas de menos de 10 hectáreas y producen hasta el 80% de los alimentos en regiones como Asia y África— se vuelve esencial para garantizar la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible. 

México no es la excepción. En las regiones tropicales y subtropicales del país, donde predominan cultivos de maíz y la ganadería bovina, los productores enfrentan retos como escasez de agua, aumento de costos y baja productividad. Sin embargo, también son protagonistas de una transformación que combina innovación, capacitación y tecnología para revitalizar el campo.

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Innovar para alimentar y prosperar

Conscientes de este potencial, empresas como Bayer han apostado por programas enfocados en empoderar a los pequeños productores. Su objetivo: que las fincas rurales sean más rentables, resilientes y sostenibles. 

Uno de los proyectos emblemáticos es DKsilos, iniciativa que desde 2016 impulsa el cultivo de maíz para producir alimento de bajo costo y alto valor nutricional destinado al ganado bovino. Gracias a este programa, ganaderos lecheros de ocho estados de México y de Centroamérica han aprendido a sembrar su propio forraje, reduciendo costos de alimentación y mejorando la productividad de sus hatos.

Un estudio realizado por 60 Decibels en México y Honduras demuestra su impacto: 94% de los productores reportó mejoras en la salud del ganado y en la calidad de la leche; 57% redujo gastos de alimentación; 72% valoró positivamente el acompañamiento técnico recibido; y 71% aseguró haber ganado confianza para invertir en su producción. Además, 85% observó un aumento en la producción de leche, 86% incrementó sus ingresos y adoptó mejores prácticas de manejo, y 90% participó activamente en capacitaciones.

Los resultados son palpables: más de 9,500 millones de pesos en ahorros colectivos desde su lanzamiento. Además, DKsilos brinda asesoría agronómica, capacitación técnica y acceso a maquinaria, con presencia en estados como Yucatán, Veracruz, Campeche, Chiapas, Tabasco, Oaxaca, San Luis Potosí y Nuevo León.Forma

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Cultivando mejores vidas

En paralelo, el programa Cultivando mejores vidas (Better Life Farming) busca construir ecosistemas agrícolas integrales que brinden soluciones agronómicas, acceso a mercados y formación empresarial. 

Con 68 kioscos activos en Veracruz, Puebla, Chiapas y Oaxaca, la iniciativa ha beneficiado a más de 63 mil personas en 404 comunidades, ofreciendo información técnica, productos de calidad y oportunidades de comercialización. El modelo, que integra a Bayer, IFC (International Finance Corporation), Netafim y socios locales, fomenta la inclusión financiera, promueve prácticas sostenibles y fortalece las cadenas de valor locales.

Del campo a la comunidad: impacto con propósito

Más allá de los resultados económicos, el impacto de estas iniciativas se refleja en la vida de las familias rurales. Cuando un agricultor mejora sus rendimientos, invierte en educación, infraestructura y empleo local, multiplicando los beneficios de la innovación agrícola. 

Hoy, ante un contexto global que exige producir más con menos, los pequeños agricultores mexicanos son pieza clave para una agricultura más eficiente y sustentable. Programas como DKsilos y Cultivando mejores vidas muestran que el futuro del campo puede escribirse desde las parcelas más pequeñas, con resultados que trascienden generaciones.

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