Cuaresma 2025: ¿Lágrimas de la Virgen?, la historia del Agua de Dolores, un bebida de fe

En el corazón de la Cuaresma mexicana, hay una bebida que no se vende, no se embotella, ni se encuentra en cafeterías. Se sirve en los altares levantados para la Virgen de los Dolores, el viernes anterior al Domingo de Ramos. Se conoce como Agua de Dolores, aunque también recibe otros nombres cargados de simbolismo: agua Santa, ensalada de Cuaresma, sangre de Cristo o lágrimas de la Virgen.
Su origen es profundamente religioso y regional. Nacida en Guanajuato, esta bebida no solo refresca: honra el dolor de María ante la pasión de su hijo. El color rojo del betabel que tiñe el agua representa la sangre derramada por Cristo; los siete ingredientes que suelen conformarla simbolizan los siete dolores de la Virgen María. Pero no todo es luto: las frutas frescas aluden a la fertilidad de la tierra, a la vida que sigue, incluso después del sufrimiento.
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¿Por qué se toma el Viernes de Dolores?
Según la tradición católica, el Viernes de Dolores se conmemora una semana antes del Viernes Santo y marca el inicio del duelo de la Virgen. En muchos hogares, especialmente en el Bajío, se colocan altares decorados con velas, flores, germinados y frutos cítricos. Como parte del altar, se ofrece esta agua a los visitantes: un gesto de hospitalidad que conjuga lo espiritual con lo comunitario.
El rojo intenso evoca las lágrimas de sangre de la Virgen. Por eso también se le llama “agua de lágrimas”. Pero, aunque su trasfondo es doloroso, el sabor es equilibrado, ligero y refrescante, pensado para compartir y reconfortar. Una bebida que se sirve sin esperar nada a cambio y que, por ello mismo, adquiere un valor intangible.
Recetas tradicionales
Existen múltiples versiones de esta bebida, pero las más tradicionales se preparan en casa y deben consumirse el mismo día, ya que los ingredientes frescos —como lechuga o plátano— se oxidan o fermentan. Aquí te compartimos la receta más conocida.
Un ritual líquido que sobrevive al tiempo
A diferencia de otras bebidas populares, el Agua de Dolores no busca un lugar en el mercado. Su permanencia depende del recuerdo, la fe y el afecto doméstico. Es una de esas tradiciones que no necesitan promoción porque viven en la memoria de miles de familias creyentes.