Crónica: "No fue por miedo, fue el día, ya que todos trabajan, el pueblo está unido"

“No fue por miedo, fue el día, ya que todos trabajan”, dice, con la patineta en la mano, un joven de no más de 20 años que prefiere no dar su nombre. Es más de medio día en la Glorieta de las Mujeres que luchan y esa frase junto con la escena —su explicación de por qué casi no hay gente mientras policías impedían el paso de los manifestantes— terminó por convertirse en el retrato fiel de la segunda marcha de la autodenominada Generación Z.

La cita era a las 11:00 de la mañana, pero apenas un grupo reducido de personas (adultos y jóvenes) llegó puntual. Ellos, rodeados por un centenar de reporteros, camarógrafos y curiosos, intentaban dar forma a una protesta que a pesar de lo poco nutrida, avanzó.

El joven del skate asegura que no está ahí por moda, sino por inconformidad:

“Más que nada, como se unía el pueblo en contra de lo que está haciendo Claudia (…) lo único que pido es que escuche al pueblo”, dice, sudando bajo el sol de noviembre mientras la espera se prolonga por más de una hora debido al avance del desfile relacionado con el Aniversario de la Revolución mexicana.

Oficiales del Grupo de Diálogo y Convivencia, con chalecos naranjas, se colocaron entre la policía y los manifestantes, intentando evitar que se repitieran los choques violentos del sábado anterior, que dejaron un centenar de policías y 20 civiles heridos. El mensaje era claro: esta vez no habría margen para la confrontación.

“El pueblo está unido, entonces van a venir a apoyar”, dice el joven intentando justificar el ausentismo a la manifestación.

Durante casi dos horas, los manifestantes permanecieron cercados. Algunos cantaron el Himno Nacional. Otros increparon a los policías. Una señora gritó que venía “a defender a sus hijos”; otra levantó una cartulina que decía “S.O.S. USA”.

A la 1:30 de la tarde, con el desfile concluido, el cerco se abrió parcialmente. El contingente retomó su camino rumbo al Centro, flanqueado por filas de policías vestidos de negro. A su paso por Bellas Artes y la Alameda, cientos de paseantes que no habían ido a marchar los observaban desde las aceras, algunos con curiosidad, otros con evidente desconcierto.

Otro muro

La apertura duró poco. En la esquina de Palma y 5 de Mayo —a una cuadra del Zócalo— otro muro de elementos de Seguridad Ciudadana les cerró definitivamente el paso. Ahí, los gritos crecieron: “¡Viva México!”, “¡Déjennos pasar!”, “¡No somos delincuentes!”.

No hubo enfrentamientos; sólo cansancio, frustración y teléfonos grabando desde todos los ángulos. Al final, la protesta se disipó cerca de las tres de la tarde. No hubo mitin, ni discursos, ni llegada a la plancha capitalina.

Entre la dispersión y el desencanto, la frase del joven vuelve a sonar como resumen del día: “No fue por miedo, fue el día (…) todos trabajan”.

La Secretaría de Seguridad de la Ciudad de México, que calculó la afluencia de 150 personas a la marcha, informó de la detención de seis jóvenes; cinco (de 17, 22, 24, 25 y 27 años) por una riña en la manifestación y fueron presentados a un juez cívico y otro de 19 en posible posesión de narcóticos.

“Personal de la SSC aseguró toletes, máscaras de gas y cadenas que portaban algunas personas”, afirmó.

admin