Comprar casa en México exige ganar más de 64,000 pesos al mes

Lograr comprar una casa se ha convertido en un objetivo lejano para millones de mexicanos, ante un mercado donde los precios aumentan más rápido que los salarios y la economía informal limita las posibilidades de acceder a un crédito hipotecario.
Según datos de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), el precio promedio de una vivienda en México es de 1.8 millones de pesos. La Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) indicó que para poder acceder a un crédito hipotecario que permita adquirir una propiedad de ese valor, una persona necesitaría ganar alrededor de 64,000 pesos mensuales.
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Sin embargo, Karim Antonio Oviedo Ramírez, presidente nacional de la Asociación, destacó que más de la mitad de la población (52%) vive en la economía informal, con ingresos que apenas alcanzan los 17,000 pesos mensuales, equivalentes a dos salarios mínimos.
“Tendrían que juntarse tres personas para poder comprar una vivienda de valor promedio actual, ese es el verdadero reto que tenemos todos enfrente”, advirtió Oviedo.
Precios van más rápido que los salarios
El encarecimiento de la vivienda no es un fenómeno reciente. Enrique Margain, director de Crédito Hipotecario en Mifel, explicó que en la última década los precios de los inmuebles han aumentado en promedio 8.4% anual, por encima del crecimiento de los salarios y de la inflación.
“Hay una brecha porque el precio de las viviendas crece más rápido que los salarios. Esto implica que las personas tarden muchos más años en comprar una casa. El universo de familias que pueden tener el ingreso necesario es muy acotado”, declaró en entrevista.
De acuerdo con el banquero, esta tendencia ha modificado los patrones de compra y de independencia. Cada vez más jóvenes tardan más tiempo en salir de casa de sus padres o recurren al alquiler compartido. Incluso, quienes logran comprar una propiedad optan por viviendas más pequeñas, en respuesta a la pérdida de poder adquisitivo.
Riesgo para la estabilidad económica
El impacto del encarecimiento de la vivienda no solo se refleja en el acceso a un hogar, sino que puede tener consecuencias económicas amplias. Oviedo recordó que, según el Banco Mundial, dos terceras partes de las crisis sistémicas globales se originan en el sector inmobiliario.
“Es importante que nos demos cuenta de que, si seguimos como vamos, podemos caer en una crisis a partir del sector inmobiliario: se generan burbujas, se crea desestabilización. No nos estamos dando cuenta que podemos ir en esa dirección y se nos puede complicar en cinco años”, alertó el presidente de AMPI.
Retos del financiamiento
A las dificultades de precios se suman los retos de acceso al crédito. Margain explicó que gran parte del mercado hipotecario se concentra en trabajadores asalariados, es decir, quienes pueden comprobar ingresos mediante recibos de nómina.
Sin embargo, el segmento no afiliado —que incluye trabajadores independientes o informales— solo representa 30% del financiamiento hipotecario.
“Se requiere poder predecir de manera más acertada la capacidad de pago de este segmento de la población para darle un crédito de acuerdo con sus necesidades. Fomentar la bancarización, crear esquemas de ahorro que permitan llegar a un enganche, aprovechando las tecnologías actuales”, explicó Margain.
Oviedo concluyó que ampliar el acceso a crédito a no afiliados permitiría reducir la brecha de vivienda, y agregó que el problema no puede resolverse únicamente mediante los programas de vivienda del gobierno federal.
“No alcanza para comprar la vivienda de valor promedio que hay en nuestro país, por eso la importancia de que todos entendamos el problema. Lejos de solo construir bajo el programa de Vivienda para el Bienestar, hay que ver qué hacer con la gente que no es derechohabiente del Infonavit, Fovissste o que no va a calificar en los parámetros de la Conavi”, afirmó el presidente de la AMPI.