Cómo BIC se mantiene vigente cuando escribir a mano parece cosa del pasado
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La emoción del regreso a clases en México no solo se mide en inscripciones escolares ni en uniformes nuevos. Para muchos estudiantes y padres de familia, la experiencia se completa con un objeto tan sencillo como un bolígrafo . El arranque de cada ciclo escolar va acompañado de libretas en blanco y de la certeza de que, al menos uno de esos artículos, será escrito con tinta de una pluma. Este artículo, uno de los más vendidos de la compañía, cumple 75 años en el mercado. En tiempos en que los teclados y las pantallas dominan la comunicación escrita, el bolígrafo transparente de tapa azul o negra se mantiene como un infaltable en las listas escolares. Lo mismo firma tareas que contratos de casa, actas de boda o acuerdos en oficinas. La directora general de BIC en México , Paula Griglione, sostiene que su fortaleza está en la combinación de tradición e innovación. “El bolígrafo Cristal es reconocido en México por su alta calidad y durabilidad con organismos como Profeco que lo reconocen por su durabilidad en términos de metros de escritura”, asegura.
La pluma que acompañó generaciones busca sobrevivir al teclado
La empresa francesa, fundada en 1945, se convirtió en un referente global en productos de escritura, encendedores y rastrillos. En México, sin embargo, su arraigo es tal que algunos consumidores la perciben como una marca local. Esto se debe a su operación manufacturera en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, y en Ramos Arizpe, Coahuila. Desde esas plantas, BIC planea con un año de anticipación la temporada de mayor venta: el regreso a clases. El periodo concentra alrededor de 55% de los ingresos de la categoría de escritura. Una cifra que convierte a esta estación en el verdadero motor de su negocio en el país. Para enfrentar la temporada, la compañía diseña inventarios que cubren desde papelerías de barrio hasta cadenas especializadas. El proceso no termina en la logística. Detrás de ada “back to school”, la empresa analizan tendencias, desempeño de productos y nuevas preferencias entre los consumidores, sobre todo los más jóvenes. Los colores, explica Griglione, son una de las categorías de mayor dinamismo. La marca observa además un creciente interés por los trazos suaves y finos, tendencia que responde con líneas como los bolígrafos de gel o el modelo de trazo fino con punta de diamante. “Analizamos cuáles son las tendencias del consumidor que son más relevantes para complementar el portafolio”, detalla la directiva. El reto para BIC no es menor. La digitalización redujo la escritura a mano como nunca antes en generaciones pasadas. A diferencia de los años en que un bolígrafo era básico en cualquier mochila, hoy compite contra aplicaciones, teclados y stylus digitales. Aun así, el mercado de artículos de escritura en México mantiene un potencial atractivo. De acuerdo con Credence Research, la categoría tuvo un valor de 561.9 millones de dólares en 2023 y llegará a 1,295.3 millones de dólares en 2032, con un crecimiento anual compuesto de 9.7%. Pero 2025 se perfila como un año plano para BIC. “No vemos un mercado que crezca este año. Sí vemos que algunos segmentos se desarrollan más que otros, como decía la parte de la escritura suave y fina, la parte de los colores, pero en general va a ser un año donde la categoría estará estable”, reconoce Griglione. En este contexto, la compañía recurre a su mejor carta: la confianza de los consumidores. Su histórico eslogan, “BIC no sabe fallar”, es el recordatorio de que la funcionalidad y durabilidad siguen como atributos diferenciales frente a competidores y sustitutos digitales. La diversificación también juega un papel importante. En 2020, BIC adquirió la marca Rocketbook, libretas inteligentes que permiten digitalizar notas y almacenarlas en la nube. El producto conecta la escritura a mano con la vida digital, al ofrecer superficies reutilizables que se borran con un paño húmedo. La apuesta responde a un consumidor que ya no solo exige precio y durabilidad, sino también sostenibilidad y vínculo con nuevas tecnologías. Rocketbook, aunque todavía con un nicho reducido, representa una manera de extender el ciclo de vida de la escritura manual. Más allá de la papelería, BIC mantiene un portafolio global con encendedores, rastrillos desechables y hasta plumones para tatuajes temporales en la piel. Este último producto aún no llega a México, pero la compañía lo evalúa dentro de sus líneas de innovación. El balance entre tradición y novedad es clave en su estrategia. La marca reconoce que no puede depender únicamente del ícono que representa la pluma Cristal, aunque sigue como el estandarte que asegura su presencia en el mercado. “Reiteramos ese compromiso en cuanto a la calidad y después buscamos enfocar esfuerzos promocionales en esta época para acercar los productos a todo el mercado, desde estudiantes hasta maestros”, subraya Griglione. La ilusión del regreso a clases, insiste la ejecutiva, va más allá de la academia. La compra de útiles escolares es un ritual de preparación y entusiasmo en el que la marca se mantiene como parte central. El desafío, sin embargo, será sostenerse en un entorno en el que los hábitos de escritura cambian rápido y la tecnología gana terreno. La clave, como reconoce la compañía, será leer a los consumidores y adaptar su portafolio con agilidad.
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