Comfort food: cuando la inflación aprieta, el antojo aumenta… y también la obesidad

Cuando los precios aumentan, el apetito emocional también lo hace. En México, la inflación no solo afecta el bolsillo, también la salud pública. Ante el alza constante de precios, la comida reconfortante, conocida como comfort food, se ha convertido en el refugio preferido por millones de mexicanos. Sin embargo, este fenómeno tiene un costo oculto: está impulsando significativamente la obesidad.
Según un análisis del Banco de México basado en datos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH), entre 2006 y 2022 (último estudio) el gasto familiar en alimentos ultraprocesados creció 20.5%. Estos productos, altamente calóricos y de bajo costo, se han convertido en una opción atractiva ante la escalada de precios de alimentos frescos como frutas y verduras. La accesibilidad económica, combinada con su atractivo emocional, hacen de estos alimentos una elección constante en muchos hogares mexicanos.

Comfort food
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Consecuencias directas en la salud pública
México atraviesa una transición nutricional preocupante. La inflación y el estrés económico llevan a las familias a optar por alimentos reconfortantes ultraprocesados, dejando atrás dietas balanceadas y tradicionales. Este cambio está estrechamente vinculado con la obesidad y enfermedades asociadas como diabetes e hipertensión.
Actualmente, México enfrenta cifras alarmantes de sobrepeso y obesidad: siete de cada diez adultos y uno de cada tres niños presentan exceso de peso. Esta realidad representa no solo una crisis sanitaria, sino también un fuerte impacto económico. Según estimaciones recientes, los sobrecostos vinculados a la obesidad en México superan los 23,000 millones de dólares anuales y podrían alcanzar hasta el 5.3% del PIB en 2050 si no se implementan medidas eficaces.
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Comida reconfortante
Estrés emocional y comida reconfortante
Más allá del factor económico, el comfort food satisface una necesidad emocional. Estudios recientes indican que el estrés y la ansiedad provocan un aumento en el deseo por alimentos ricos en grasas y azúcares, activando circuitos cerebrales asociados al placer inmediato. En México, los adolescentes con síntomas de ansiedad o depresión presentan casi el doble de riesgo de padecer obesidad, resaltando cómo la alimentación emocional afecta la salud.
Ante este panorama, es fundamental ofrecer alternativas saludables que sean accesibles y emocionalmente satisfactorias. La innovación culinaria puede desempeñar un papel clave para conservar el placer emocional que brinda el comfort food tradicional, pero reduciendo su impacto negativo en la salud pública.
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