Cita en una prisión de Ucrania con mercenarios del bando ruso: “Tengo suerte de estar vivo”

Pregunta Kehinde, en voz baja y cauto, si puede dar la mano. Acaba de salir de la celda 403, en el bloque número 13 de la cárcel donde está preso, en algún lugar de la provincia de Kiev que por seguridad no será identificado. La luz es tenue en el pasillo, pero gana intensidad a lo largo del laberinto que conduce a la sala donde está citado. El olor es fuerte. Un soldado desprovisto de su arma, a buen recaudo a la entrada del recinto, le dice que sí, que puede saludar. Sonríe. Su nombre completo es Oluwagbemileke Kehinde y nació hace 29 años en la localidad nigeriana de Ewekoro. Con estudios y experiencia profesional, fue capturado el pasado julio en el sur de Ucrania, en dirección a Zaporiyia, por una unidad de uniformados rusos alzados contra el gobierno de Vladímir Putin. Su vida había dado un giro casi mortal en poco más de cuatro años. “Tengo suerte de estar vivo”, admite. “Pero ahora no sé qué puedo esperar”.