China en las redes: la defensa imposible

Como si a Trump le importara lo que dicen los demás, en las últimas semanas hemos visto a las redes sociales atiborradas de mensajes a favor de China y en contra de Estados Unidos y en lo personal, al menos éstas fungen como catarsis colectiva de aquellos que no están de acuerdo con sus decisiones, pero aún más con sus recortes económicos. Le está levantando la charola a todos que, odiando a los americanos, puntualmente estiran la mano. Y es que una vez que alguien da dinero y luego lo quita, los afectados sacan las uñas y destripan a quien se ha atrevido a tal “ultraje”. Lo anterior puede explicarse, pero no se entiende la falta de agradecimiento por el tiempo que haya durado la ayuda. Lo que es aún más sorprendente es que el odio a EU en lo general y a Trump en lo particular, nuble el razonamiento. Ahora resulta que la alternativa es la inexistencia de los derechos más elementales como los humanos y propiedad, la falta de libertades, democracia y transparencia que ofrece China sólo porque Trump cae mal. Estos días las redes se llenaron de opiniones a favor de los oscuros métodos chinos de producción que llegaban a impactar hasta el desprecio a EU e incluso al resto de occidente. La gente se expresaba fascinada por el costo de 100 dólares de los bolsos Louis Vuitton, Hermés o Burberry comprados directamente a los chinos quienes además de mentir, se olvidan de que sin occidente no son más que un país que, pese a sus 5,000 años de existencia, no alcanza a darle de comer que, no sea arroz y soya, a sus 1,400 millones de habitantes 3 veces al día.    

¿Por qué en lugar de mostrar lo que vale la maquila de las grandes marcas, no enseña lo que realmente es original suyo? La poderosa historia de ese país asiático tiene una cantidad enorme de cultura que en una de esas puede conquistar a los países que realmente tienen dinero para consumirla. El mostrar que los tenis Nike, Adidas o New Balance valen en materiales y mano de obra, 15 dólares cuando se venden en 500 en lugar de enaltecer a China la degradan en un mundo en donde el diseño, la marca, el servicio y decenas de años de posicionamiento, se esté o no de acuerdo, son lo que realmente valioso. Lo que hace tampoco puede verse como una reivindicación de la mano de obra de ser así, es pobre el argumento en el sentido de que si allá las grandes marcas pagan poco por el trabajo es porque el sistema comunista pésimamente aplicado, no ha sido capaz de aumentar el estándar de vida de los obreros o artesanos y menos les ha dado el derecho siquiera a no estar de acuerdo. Si la respuesta China a la embestida de Trump es mostrar las miserias de consumismo occidental junto con las propias miserias de esclavizar a su propia gente, todos van a perder.

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