Castillo, el impostor

No fue persecución política. La historia del presidente peruano Pedro Castillo es una historia de corrupción voraz.

El 3 de julio de 2022 fue creado el Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción del Poder. Para liderar el equipo se designó como fiscal superior coordinadora del Equipo Especial de Fiscales a la doctora Marita Sonia Berreto Rivera, una destacada fiscal con 17 años de relevante trayectoria.

Marita Berreto eligió como colaboradores a dos coroneles a quienes consideraba profesionales y confiables: Harvey Colchado Huamaní y Walter Lozano Pajuelo. Para ello, solicitó autorización al ministro del Interior del presidente Pedro Castillo, Mariano González. El 18 de julio de 2022, firmó la Resolución Ministerial 0903-2022-IN, misma que apareció publicada al día siguiente en el diario oficial El Peruano.

La Resolución Ministerial cambiaría la historia de Pedro Castillo. Pocos días antes, el 13 de julio, cuando Castillo se enteró que su ministro del Interior había nombrado al coronel Harvey Colchado jefe de la División de la Búsqueda de la Dirección General de Inteligencia del Ministro del Interior, Castillo le reclamó a Mariano González y lo despidió a través de Twitter.

Pedro Castillo, siendo presidente, usaba un edificio particular para acordar con un gabinete en la sombra las estrategias de corrupción. El edificio se ubicaba en Sarratea 179, en el distrito de Breña, en Lima. El dueño era el empresario Alejandro Sánchez Sánchez. Los departamentos eran una especie de boutique de corrupción de Pedro Castillo y su familia: cobraba por nombrar a ministros, cobraba a militares para ascenderlos de nivel y cobraba a empresas para otorgarles licitaciones de obra pública.

Karelim López, una lobista de obras viales, fue una de las primeras en caer. Un programa de televisión la grabó entrando al edificio de Sarratea 179 con una bolsa grande, y al salir, la bolsa se encontraba totalmente desinflada.

La Fiscal Marita Berreto comenzó a jalar el hilo y se topó con Arnulfo Bruno Pacheco Castillo, secretario particular y sobrino del presidente Pedro Castillo.

Bruno Pacheco presionaba al Superintendente de la Sunat para favorecer a empresas. (El Sunat es el SAT peruano).

El 17 de noviembre la Fiscalía denunció a Pacheco por tráfico de influencias. Dos Fiscales y cuatro policías ingresaron a Palacio de Gobierno con una orden de allanamiento que terminaría con una sorpresa: en el inodoro de su oficina, Bruno Pacheco escondía un paquete con 20,000 dólares en efectivo. El 23 de noviembre, Pacheco presentó su renuncia a su tío, el presidente Pedro Castillo, y el juez Hugo Chuyo expidió una orden de detención.

En una declaración ministerial en poder de esta columna, Pacheco confesó ante el Equipo Especial: “Yo acordé con el presidente que tendrían que darme apoyo económico y apoyarme también con los honorarios de los abogados para que yo esté en silencio, porque fui testigo de muchas cosas. Me dijo que Beder Camacho (subsecretario de Presidencia) sería mi canal de comunicación. El 23 de diciembre de 2021 a las 7 de la noche, me llamó Beder y me dijo que tenía “un encargo del tío”. Le dije que se lo entregue a mi hermana Goria. Le dio un sobre con 3,000 soles (16,500 pesos mexicanos)”.

Posteriormente Pedro Castillo le envió más dinero a su sobrino para que no delatara. En una ocasión le envió 20,000 soles (110,000 pesos). Beder solía quedarse con parte del dinero.

La política peruana es un laberinto del cual no puede escapar ni el mismo diablo, dijo en alguna ocasión José Antonio de Lavalle, diplomático, historiador y literato peruano.

Así iniciaba la historia de un hombre supuestamente modesto y profesor rural, Pedro Castillo.

Bruno Pacheco, sobrino de Pedro Castillo, representó la puerta hacia el pantano presidencial.

Continuará.

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