Café con leche por menos de 70 pesos en un restaurante con más de 100 años en el Centro Histórico

Café con leche por menos de 70 pesos en un restaurante con más de 100 años en el Centro Histórico

En el corazón de la Ciudad de México, sobre la calle 5 de Mayo, sobrevive una institución que opera bajo sus propias reglas, ajena a las tendencias del minimalismo y el café de especialidad. Se trata del Café La Blanca, fundado en 1915. Aquí, la banda sonora no es una playlist curada, sino el ir y venir de los meseros, “cantando” comandas y el acomodo de la loza.

La Blanca es uno de los últimos “cafés de chinos” auténticos en pleno funcionamiento; un formato gastronómico que definió la vida pública de la capital durante el siglo XX. Y su propuesta, hoy, es más relevante que nunca: ofrecer un café con leche robusto y un servicio impecable por menos de 90 pesos.

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La BlancaCortesía

El valor de la tradición frente a la tendencia

En un panorama donde las cafeterías de tercera ola han elevado el precio de un latte por encima de los 100 pesos, la oferta de La Blanca podría parecer una simple anomalía económica. Sin embargo, su propuesta no es ser barato, sino ser valioso.

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Este lugar no vende café de origen único ni métodos de extracción japoneses. Vende algo que se ha perdido: la consistencia, un ritual de servicio y un producto que es, en sí mismo, un documento histórico.

El protagonista es el café con leche, y pedirlo activa un protocolo. El mesero llega a la mesa con dos jarras de metal. El espectáculo aquí no es el latte art en la superficie, sino el método mismo de servicio: el “chorreado”.

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La BlancaCortesía

La base: Primero, vierte en un vaso de cristal grueso un concentrado de café oscuro, de tueste intenso. El chorro: Acto seguido, levanta la segunda jarra —llena de leche hervida al vapor— y la deja caer desde una altura considerable.

La emulsión: Este chorro no solo mezcla la bebida; la airea. El resultado es una espuma densa, rústica y abundante, que corona un café robusto, muy lácteo y servido a gran temperatura.

El “café de chinos” como ecosistema

Fundado en 1915, La Blanca pertenece a esa estirpe de negocios que fusionaron la cocina casera mexicana (enchiladas suizas, caldo tlalpeño, milanesas) con el formato del diner americano (hot cakes, malteadas). Estos espacios se convirtieron en el comedor democrático de la ciudad, un punto de encuentro para políticos, periodistas, familias y oficinistas.

Por eso, el café con leche rara vez se toma solo. Su cómplice natural es el pan de la casa. El bisquet con mantequilla, denso y ligeramente salado, es la elección clásica. “Chopear” —el acto de sumergir el pan en el café caliente— no es una opción.

Mientras otros cafés históricos del centro se han convertido en atracciones turísticas, La Blanca se niega a ser un museo. Sigue siendo un comedor ruidoso, eficiente y, sobre todo, funcional. Su mayor mérito no es haber sobrevivido 100 años, sino seguir siendo relevante y accesible en el día a día de la ciudad.

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La BlancaCortesía

Qué probar: El café con leche (imprescindible), bisquets con mantequilla (para “chopear”) y las enchiladas suizas.

Dónde: C. 5 de Mayo 40, Centro Histórico, Cuauhtémoc, 06000 Ciudad de México, CDMX.

Precio aproximado (Café con leche): Entre 60 y 85 pesos MXN.

Paquetes desde: 150 pesos.

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