Beduinos frente a colonos israelíes en el valle del Jordán: “Esta es mi tierra y voy a quedarme hasta el final”

La misma escena se repite cada mañana y cada tarde desde hace varios meses. Los colonos, a veces solamente dos o tres, llegan a la aldea beduina de Ras ‘Ein al ‘Auja, en el este de Cisjordania, con varias decenas de ovejas. A menudo no van armados y no amenazan directamente a las familias beduinas que viven en esta zona del sur del valle del Jordán desde hace décadas; simplemente dejan que los animales pasten y campen a sus anchas durante un buen rato. Y después se van. Los lugareños intentan contenerse ante la provocación, porque saben que si pierden la paciencia, les empujan o increpan, decenas de colonos bajarán en cuestión de minutos del asentamiento israelí que está a escasos 600 metros y ellos podrían acabar heridos, detenidos o con su casa en llamas, como ya ha ocurrido con otros pastores en pueblos vecinos y han documentado ONG, activistas y organismos de la ONU.