Autoridades financieras neófitas

La denuncia la semana pasada del Tesoro de Estados Unidos sobre las tres instituciones financieras mexicanas, presuntamente por irregularidades de lavado de dinero, puso de manifiesto la incompetencia de las autoridades. Fue una sucesión de errores que inocentemente trataron de cubrir con la complicidad de la presidenta Sheinbaum. Veamos.

Primer error: Cuando surge la denuncia pública, la SHCP mantiene silencio y la presidenta pretende desestimar el hecho al rechazarlo y señalar que Estados Unidos no ha presentado pruebas, así que todo es sólo una sospecha infundada. Pero muy pronto se revela que la SHCP y la CNBV desde 2013 habían detectado irregularidades en esas tres instituciones. Las investigaciones siguieron entre 2017 y 2024 con una estrecha colaboración entre las autoridades del Tesoro y la UIF y la CNBV. Dados estos antecedentes, la presidenta miente al decir que no estaba enterada.

Segundo error: Fue poco difundido que, en la Convención Nacional Bancaria de mayo pasado, el subsecretario adjunto del Tesoro, Scott Rembrandt, se reunió con autoridades y dirigentes bancarios. Les expuso la preocupación de su gobierno de que el sistema financiero mexicano exhibiera operaciones ilegales vinculadas con el tráfico de fentanilo y que ello podría llevarlos a actuar. Pero la SHCP no se tomó en serio la advertencia.

Tercer error: Una vez que estalló la noticia, era inminente que las autoridades financieras tendrían que intervenir gerencialmente a las tres instituciones, pero se tardaron en hacerlo. En lugar de ello, emitieron un comunicado de prensa sin mucha sustancia y en un lenguaje que no contribuía a proteger a los clientes de esas instituciones. El mismo error cometieron con los comunicados que informaban las intervenciones, al ni siquiera mencionar que lo más importante era que los ahorros del público están cubiertos por el IPAB hasta por 400,000 Udis.

Cuarto error: El secretario de SHCP mencionó que el problema de esos tres intermediarios no son un riesgo sistémico y no se pone en duda la solidez y solvencia del sistema financiero. Agregó que son instituciones muy poco relevantes, pues los dos bancos en cuestión suman activos que equivalen al 0.5% de todo el sistema, por lo que desestimó una corrida bancaria. Lo que el secretario ignora por su novatez es que no importa el tamaño de los bancos en problemas; se puede generar muy rápidamente una desconfianza entre el público al cuestionar si no habrá más intermediarios en la misma situación. Además, las corridas son muy contagiosas. Muy rápidamente se puede dar un daño reputacional generalizado. Las crisis bancarias se propagan a una velocidad pasmosa.

Quinto error: Con su narrativa, la presidenta subestimó y no dimensionó el problema, que va más allá de lo financiero porque invade el ámbito político de la relación bilateral.

En conclusión, tenemos autoridades financieras incapaces de manejar una crisis: un secretario de SHCP que no pudo reaccionar oportunamente, un presidente (espurio) de la CNBV sin conocimientos para el puesto, un titular de la UIF sin experiencia de cómo funciona el sistema financiero, y el Banco de México que optó por el silencio. Además, ¿cómo puede funcionar adecuadamente la SHCP si desde hace casi cuatro meses se mantiene la vacante de la Subsecretaría del Ramo?

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