Aranceles, ¿problema o palanca de oportunidad para México?

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Desde que Donald Trump irrumpió en la escena política con su idea proteccionista, el tema de los aranceles se ha convertido en uno de los ejes centrales del comercio internacional. Hoy, con su regreso al poder en Estados Unidos y con una política arancelaria más agresiva, el debate resurge con fuerza: ¿los aranceles representan una amenaza para México o, en cambio, abren una ventana de oportunidad?

La historia nos recuerda que, pese a los sobresaltos, México ha demostrado una capacidad notable de adaptación. En el periodo de la renegociación del T-MEC y durante la pandemia, muchas empresas y gobiernos locales comenzaron a reconfigurar sus estrategias, anticipando disrupciones. En ese proceso, el país comenzó a posicionarse como un lugar clave para reorganizar las cadenas de suministro globales. Hoy, ese posicionamiento puede ser un activo estratégico. Cabe mencionar que el mercado global se encuentra en un punto de alta volatilidad, las amenazas de aranceles generalizados podrían frenar inversiones a escala global, así como obstaculizar el camino de una menor inflación. Sin embargo, México se mantiene en una posición privilegiada gracias a su cercanía geográfica, red de tratados y, especialmente, por los beneficios del T-MEC, que lo blindan de muchas de estas medidas. No hay que olvidar que, aunque algunos sectores como el acero y aluminio ya han sido golpeados con aranceles del 25%, las disposiciones recíprocas con México y Canadá no se han aplicado de manera tan severa como a otros países, y eso podría mantenerse, lo que al final representa una ventaja. Por otro lado, es importante tomar en cuenta que en este entorno cambiante, las empresas están comenzando a replantear sus cadenas de suministro, buscando eficiencia, proximidad y resiliencia, lo cual deja a México bien posicionado para continuar capitalizando el fenómeno del nearshoring . La estrategia de relocalización de operaciones productivas desde Asia hacia América del Norte ha dejado de ser una tendencia para convertirse en una transformación estructural del comercio. En ese proceso, México sigue siendo la mejor opción para sustituir proveedores asiáticos por su combinación de costos, tratados comerciales, infraestructura y talento humano. Lo anterior, ha traído beneficios inmediatos, en años pasado, por lo que no descartamos un impulso similar. Retomando el tema arancelario, al imponer Estados Unidos aranceles más agresivos a otros países, México se vuelve más competitivo en términos relativos, pese a que las reglas de origen en el T-MEC se han vuelto más estrictas. Este escenario no está exento de retos, por lo que para aprovechar esta oportunidad, México necesita reforzar su infraestructura logística, invertir en conectividad y desarrollar talento técnico especializado. Solo así se podrá absorber eficientemente la relocalización de plantas y la llegada de nuevas inversiones. Aunque los aranceles encarecen costos y pueden limitar la competitividad, también fuerzan a las empresas a innovar, diversificar y fortalecer el mercado interno. En un entorno donde los márgenes pueden comprimirse, la inversión en tecnología, automatización y digitalización no es un lujo, sino una necesidad para adaptarse más rápido y reducir costos estructurales. Este momento también es clave para revisar el cumplimiento con el T-MEC de cara a una posible renegociación. Fortalecer las cadenas de suministro regionales, elevar el contenido nacional en las exportaciones y robustecer el mercado interno serán determinantes para tener una posición de fuerza en la mesa de negociación. Además, esta incertidumbre nos recuerda que no hay que dejar todos los huevos en una canasta, es decir, México no debe apostar todo a Estados Unidos, el país cuenta con una red de tratados con más de 50 países, por lo que diversificar mercados, explorar nuevos socios y robustecer relaciones comerciales con Europa, Sudamérica y Asia debe ser parte de una estrategia nacional a largo plazo.

En conclusión, el retorno de Trump y su política de aranceles no debe verse únicamente como una amenaza. En realidad, es un llamado a la acción, las empresas más resilientes y los gobiernos más proactivos serán quienes mejor capitalicen este nuevo entorno, por lo que la oportunidad está en transformar los riesgos en ventajas competitivas: consolidar a México como un hub de manufactura confiable, cercano y eficiente para América del Norte y el mundo. Si bien los aranceles pueden representar una piedra en el camino, también pueden ser el empujón que México necesita para modernizarse, diversificarse y ocupar un lugar más fuerte en el nuevo orden comercial global. ____ Nota del editor: Alejandra Vargas es analista bursátil en Grupo Financiero BX+, financiera y un poco contadora, practica patinaje sobre hielo, yoga y le gusta leer libros de varios temas. Síguela en LinkedIn, Elisa Alejandra Vargas Añorve. Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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