Angela Pinhati: la Amazonía exige regeneración, no sólo conservación

Angela Pinhati: la Amazonía exige regeneración, no sólo conservación

Cada 5 de septiembre, Brasil celebra el Día de la Amazonía, una fecha que trasciende fronteras y que recuerda al mundo el papel vital de este bosque en la regulación del clima global. Con casi 7 millones de km² de extensión, es considerado por la ONU como “el gran regulador del clima del mundo“, gracias a su capacidad para absorber dióxido de carbono y mitigar el cambio climático.

Más allá de su dimensión ecológica, la Amazonía es hogar de 47 millones de personas, incluidas comunidades indígenas y tradicionales que han vivido en armonía con el bosque durante siglos. Su preservación es fundamental no solo para las generaciones actuales, sino también para las futuras.

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En este escenario, Natura ha consolidado su presencia en la región como un ejemplo de cómo la bioeconomía puede generar valor económico mientras conserva la biodiversidad. 

La empresa opera en la Amazonía desde hace más de 25 años, conectada con 46 comunidades de la sociobiodiversidad, lo que beneficia a más de 10,000 familias y ha contribuido a conservar 2.2 millones de hectáreas de selva, con la meta de llegar a 3 millones en 2030, así lo comentó Angela Pinhati, directora de Sostenibilidad de Natura en entrevista con El Economista.

La sostenibilidad ya no es suficiente; necesitamos regenerar lo que ha sido degradado. Nuestra Visión 2050: Compromiso con la Vida busca enfrentar la crisis climática, proteger la biodiversidad, garantizar la inclusión social y transformar el modelo de negocios hacia la circularidad y regeneración”, dijo Angela Pinhati.

Acciones reales

El Programa Natura Amazonía, lanzado en 2011, ha sido el vehículo para canalizar inversiones socioambientales y fomentar una red de comercio justo con comunidades locales. Hoy, la compañía colabora con 46 comunidades proveedoras y 21 agroindustrias, utilizando 33 especies nativas, y apoyada en su plataforma digital Natura-GIS que permite trazabilidad y monitoreo en tiempo real.

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Materias primas de la Amazonia, que utiliza Natura para la línea Ekos.Foto: Cortesía

En el último lustro, Natura destinó 230 millones de reales brasileños (aproximadamente 780 millones de pesos mexicanos) a proyectos de asistencia técnica, regularización de tierras, fortalecimiento comunitario y agroindustrias. Incluso, apoyó a Aprocamp, con una máquina que eficientice en la extracción de aceites esenciales.

Explicó que los compromisos de la compañía se reflejan también en metas claras: cuadruplicar hasta 2030 las compras de insumos amazónicos, duplicar los recursos compartidos con comunidades proveedoras, fomentar la equidad de género y racial, y aumentar la conservación forestal en un 50 por ciento.

En Belém do Pará, Brasil, la directiva comentó que la línea Natura Ekos, que este año cumple 25 años, ejemplifica esta visión. Sus productos —desde el concentrado de castaña con envase 100% reciclado hasta las pulpas hidratantes en aluminio reciclado— muestran cómo la innovación y la economía circular pueden transformar la relación entre consumo y naturaleza.

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Angela Pinhati, directora de Sostenibilidad de Natura en la presentación de la Visión 2050.Foto: Cortesía

La directiva dijo que un ejemplo tangible es la línea Ekos, pionera en el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad amazónica. Sus productos, elaborados con castaña, andiroba o ucuuba, no solo representan soluciones de belleza, sino también motores de desarrollo local. Ekos es una de las dos únicas marcas en el mundo con la certificación internacional UEBT, que garantiza mejores prácticas de biocomercio sustentable.

La certificación internacional UEBT (Unión para el Biocomercio Ético) es un estándar que garantiza que los ingredientes naturales se obtienen de forma respetuosa con las personas y la biodiversidad, cumpliendo principios de comercio ético que abarcan la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de los recursos, y la distribución justa de beneficios”, dijo.

Consideró que el Día de la Amazonía es, entonces, más que una efeméride: es un llamado a la acción colectiva. La selva enfrenta riesgos crecientes de deforestación, incendios y sequías que amenazan con llevarla a un punto de inflexión. La ciencia advierte que perder este equilibrio implicaría impactos en cascada: reducción de lluvias en Sudamérica, pérdida de biodiversidad y mayor calentamiento global.

“Desde hace más de dos décadas trabajamos junto a comunidades amazónicas para transformar bioingredientes en oportunidades sostenibles. Mantener la selva en pie no es un ideal, es un compromiso tangible con la vida y el futuro”, concluyó Angela Pinhati.

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