Alimentación escolar: lunch saludable vs. comida rápida

Alimentación escolar: lunch saludable vs. comida rápida

En el día a día de miles de familias mexicanas, preparar un lunch saludable para los hijos es un desafío frente a la rapidez y accesibilidad de la comida rápida. Sin embargo, los especialistas en nutrición coinciden en que los hábitos alimenticios que se construyen en la infancia son determinantes para la salud a largo plazo. 

Los padres y cuidadores no siempre tienen todas las respuestas (incluso luchan por mantener rutinas sanas), pero practicar juntos un estilo de vida equilibrado puede marcar la diferencia: comer bien, estar activos físicamente y dormir lo suficiente son pilares que ayudan a los niños a crecer, aprender mejor, fortalecer huesos y músculos, controlar su peso y reducir riesgos de enfermedades como la diabetes o problemas del corazón.

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Poner el ejemplo

Si un adulto elige alimentos bajos en azúcares, grasas saturadas y sal, los niños aprenden a aceptarlos como parte natural de su dieta. No se trata de prohibir tajantemente, sino de enseñarle que hay un equilibrio, ya que puede comer un poco de ello, pero no demasiado.

El ejemplo también aplica en la actividad física. No se requiere ser atleta: caminar, andar en bicicleta o bailar en familia puede ser suficiente para que los niños asocien el movimiento con diversión. Lo mismo sucede con el sueño: un descanso adecuado fortalece la salud física y emocional, y reduce el riesgo de obesidad.

Prepara un lunch saludable

Los adultos y niños requieren consumir alimentos y bebidas llenos de nutrientes:

  • Frutas y verduras a la mano: rodajas de manzana, zanahorias o peras en lugar de galletas o frituras. 
  • Proteínas ligeras: queso bajo en grasa, yogurt sin azúcar o un sándwich con pan integral. 
  • Agua primero: evitar refrescos o jugos industrializados y optar por agua natural o leche baja en grasa. 
  • Porciones adecuadas: las raciones deben adaptarse a la edad y nivel de actividad de cada niño. 
  • Preparar con anticipación: cocinar sopas, guisos o guarniciones el fin de semana y congelarlos ayuda a evitar recurrir a la comida rápida en los días más ajetreados.

Fuera del hogar

La escuela es un espacio clave, tanto en sus programas de desayuno y almuerzo como en educación física. A la par, los medios de comunicación ejercen presión constante con anuncios de comida ultraprocesada. Hablar con los hijos sobre esos mensajes publicitarios fortalecer su capacidad para tomar decisiones conscientes fuera de casa.

Aunque el ritmo de vida moderno invita a resolver la comida de forma rápida, invertir tiempo en un lunch saludable es apostar por el bienestar presente y futuro de los niños, además, no se trata de hacerlo solos; toda la familia y quienes rodean a los pequeños puede sumarse a este esfuerzo.

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