Al sueño de ser potencia científica le falta presupuesto

Al sueño de ser potencia científica le falta presupuesto

A pesar del aumento nominal del 6.1% en el presupuesto total para el sector de humanidades, ciencia y tecnología, contenido en el Anexo 12 del Paquete Económico 2026, esto apenas representa un 0.3% de aumento real. También la asignación para la recién creada Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti) contenida en el Ramo 38 podría ser insuficiente para alcanzar sus ambiciosas metas.

De quedar como hasta ahora, la mayor parte del presupuesto general del Anexo 12 se destinaría al rubro de Educación Pública, con un monto de 106,495 millones de pesos. Este rubro incluye servicios de educación superior, posgrado e investigación, pero también programas de becas y subsidios que no están directamente bajo el control de la Secihti. Esto no parece negativo, pero esta fragmentación de los recursos pone en duda la capacidad real de la nueva Secretaría para dirigir una política de Estado en materia de ciencia e innovación con los fondos disponibles.

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La Secihti contemplada en el Ramo 38 y que nace con el mandato de convertir a México en una “potencia científica”, enfrentará un recorte nominal del 1.48% en su primer año, pero incluso al sacar la reducción real queda en -7.8%, con un proyecto de presupuesto de 32,809 millones de pesos. En un comparativo, esto representa apenas el 12.26% del presupuesto que recibirá la Secretaría de Energía, una cifra que contrasta con la vasta cartera de proyectos estratégicos y programas que debe impulsar.

Grandes promesas, presupuesto limitado

La lista de proyectos y programas que la Secihti planea abordar en el año fiscal 2026 es extensa y de gran envergadura. Incluye el desarrollo de un automóvil eléctrico nacional (Olinia), iniciativas en semiconductores (Kutsari) y el fortalecimiento de la cadena de valor del litio. También se contemplan satélites de observación terrestre (Ixtli), un sistema de monitoreo climático y proyectos para el sector agrícola y médico. Sin embargo, para impulsar estos programas, la Secihti sólo contará con una porción de su presupuesto total.

Por ejemplo, los Programas Nacionales Estratégicos (Pronaces), que buscan atender problemas urgentes en áreas como salud, energía y medio ambiente, tienen una asignación de apenas 691 millones de pesos. Esta cantidad, considerada “simbólica”, resulta minúscula en comparación con la magnitud de los desafíos que se pretenden resolver, y es que por ejemplo, si hacemos un mínimo ejercicio, los Pronaces representan apenas el 0.13% del programa de adultos mayores que recibirá 526,508 millones de pesos.

Recortes a la investigación y el talento

Los recortes presupuestarios no se detienen en los proyectos estratégicos. El presupuesto para el Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII) es de 9,170 millones de pesos. Si bien se destaca la importancia de este programa para consolidar una comunidad científica de alto nivel, la cifra genera dudas sobre si será suficiente para dar cabida al creciente número de científicos y para reconocer “el desarrollo de tecnologías estratégicas de vanguardia”, como se promete.

De manera similar, los Centros Públicos de Investigación (CPI), pilares del conocimiento en las regiones, contarán con un presupuesto de 8,384 millones de pesos, una suma que podría no ser suficiente para restablecer su rol como “artífices del conocimiento” y vincularlos eficazmente con las necesidades regionales.

Incertidumbre en la formación de talento

A pesar de la promesa de otorgar becas y apoyos para la formación de la comunidad científica y humanística, incluyendo estudios en el extranjero y becas de repatriación, por ejemplo, el monto destinado a la Dirección General de Becas y Apoyos es de 25,318 millones de pesos. Aunque esta cifra representa una parte considerable del presupuesto de la Secihti, la ambición de beneficiar a poblaciones en situación de rezago en estados como Chiapas y Oaxaca, junto con la diversificación de áreas de estudio, plantea la pregunta de si estos fondos serán suficientes para cubrir todas las necesidades y asegurar la calidad de la formación.

Estas cifras contrastan con el discurso de la llamada “presidenta científica”, quien aseguró que posicionaría a México como una “potencia científica y de innovación”.

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