¿5G FWA para achicar la brecha digital?

El acceso inalámbrico fijo (FWA por sus siglas en inglés) por medio de 5G se ha presentado en diversos foros como una herramienta potencial importante para cerrar la brecha digital en regiones remotas y apartadas de África, América Latina y Asia. No obstante, los servicios de 5G FWA enfrentan limitaciones considerables en comparación con las conexiones fijas tradicionales, especialmente en el contexto de países con gran parte de su población con limitaciones en su poder adquisitivo.

A nivel global, las líneas de banda ancha fija, como fibra óptica, cable o DSL, suelen consumir significativamente más ancho de banda por usuario que las conexiones móviles. En países como Estados Unidos, por ejemplo, el uso mensual promedio de datos por hogar con banda ancha fija supera los 600 GB y puede superar fácilmente 1 TB, impulsado por las conexiones audiovisuales en 4K, videojuegos en línea y el teletrabajo.

En contraste, los usuarios móviles consumen entre 20 y 30 GB mensuales, con cifras aún menores en América Latina debido a limitaciones de cobertura y asequibilidad. Estas diferencias subrayan las limitaciones de las soluciones móviles como el 5G FWA cuando se plantean como alternativa principal de conectividad.

Dicho de forma simple, las redes 5G FWA tendrían un ingreso promedio por usuario bajo al desplegarse en zonas donde en estos momentos no existe infraestructura de telecomunicaciones porque en todas las áreas rentables los operadores ya ofrecen servicio. Estos bajos ingresos se darán con niveles de transmisión de datos que superan los que se generan y terminan por los usuarios de servicio móvil de perfil más alto. Estas dos realidades crean un escenario poco atractivo para que los operadores privados inviertan para dar conectividad a las personas que en la actualidad viven en zonas sin servicio de telecomunicaciones a menos que exista algún tipo de subsidio como garantía al operador de que podrá recobrar su inversión.

Asimismo, con foco en América Latina y el Caribe, se observan múltiples desafíos estructurales que por el momento limitan la viabilidad del 5G FWA como solución masiva. Uno de los principales es la necesidad de línea de vista directa entre el equipo del usuario y la estación base. Esta condición es difícil de cumplir en regiones con topografía montañosa, vegetación densa o urbanización desordenada, como ocurre en países como Colombia, Haití, México, Perú u Honduras. Esta limitación se acentúa al usar bandas de alta frecuencia o milimétricas (mmWave), altamente susceptible a obstáculos y condiciones ambientales.

En segundo lugar, existen serias carencias de infraestructura. Muchas zonas rurales o remotas carecen de componentes básicos como energía eléctrica confiable, fibra óptica de respaldo (backhaul) o carreteras de acceso. En áreas rurales de Guatemala o en la Amazonía brasileña, desplegar fibra para soportar nodos de 5G FWA no solo es prohibitivo en términos de costo, sino que también es logísticamente inviable. Incluso en islas del Caribe como Dominica o San Vicente y las granadinas, la geografía aislada y la exposición a fenómenos climáticos extremos elevan significativamente los costos y riesgos operativos.

La asequibilidad también representa una barrera importante. Aunque se promueve el 5G FWA como una alternativa más económica que la fibra hasta el hogar, el costo del equipo necesario, como antenas exteriores y enrutadores 5G, sigue siendo elevado para muchas familias. En países como Bolivia o El Salvador, estos gastos iniciales, sumados a las tarifas mensuales del servicio, limitan la adopción entre hogares de bajos ingresos.

Los obstáculos regulatorios y de espectro añaden complejidad. En varios países de la región, como Argentina y Jamaica, la asignación del espectro medio para 5G ha sufrido retrasos o fragmentación, lo que frena la inversión y genera incertidumbre en los despliegues. Además, cuando los servicios móviles y fijos comparten el mismo espectro, pueden presentarse cuellos de botella en la red durante las horas pico, afectando el rendimiento, como ocurre en zonas densamente pobladas como Lima o São Paulo.

Otro desafío es la disponibilidad limitada de dispositivos compatibles con FWA en la región. En muchos países de Centroamérica y el Caribe, el equipo para los usuarios finales (CPE) es escaso o debe importarse a costos elevados. A esto se suma la falta de soporte técnico local capacitado, lo que complica aún más el escalamiento de estas soluciones.

En resumen, aunque el 5G FWA puede complementar otras tecnologías de banda ancha en América Latina y el Caribe, especialmente en zonas periurbanas o con densidad media, es poco probable que funcione como una solución masiva por sí sola a corto plazo. Las barreras económicas, técnicas y regulatorias requieren un enfoque mixto que combine FWA con redes de fibra, banda ancha móvil y servicios satelitales emergentes, adaptados a las condiciones y necesidades específicas de cada comunidad.

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