Este parásito puede vivir dentro de tu cuerpo por años sin que te des cuenta

Este parásito puede vivir dentro de tu cuerpo por años sin que te des cuenta

Las infecciones parasitarias siguen siendo un reto para la salud pública, sobre todo en zonas con condiciones sanitarias deficientes. Entre los helmintos que afectan al ser humano, la Taenia solium, o “la solitaria”, sobresale porque causa enfermedades graves como la teniasis y la cisticercosis, además de que es hábil para evadir la respuesta inmune. 

La Dra. Lucía Jiménez García, del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, se ha dedicado a entender cómo este parásito mantiene un equilibrio con su hospedador humano; según la especialista, muchos parásitos permanecen en el organismo meses o años gracias a mecanismos que regulan la respuesta inmune.

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Ciclo y riesgos

La Taenia solium pertenece a los cestodos, un grupo de gusanos planos y segmentados; tiene un ciclo de tres fases: huevo, larva (cisticerco) y adulto. El cerdo actúa como hospedador intermediario y el ser humano tras contagiarse por consumir carne infectada, lo que deriva en el desarrollo de teniasis intestinal.

Si se ingieren directamente los huevos, la persona puede desarrollar cisticercosis con larvas que afectan órganos como el cerebro y los músculos, provocando graves daños; tan sólo la teniasis suele ser leve o asintomática, pero la neurocisticercosis provoca convulsiones, cefaleas, hipertensión intracraneal y trastornos motores o del lenguaje.

El sistema inmune responde mediante inmunidad innata y adaptativa, activa macrófagos M1 proinflamatorios y M2 antiinflamatorios, pero la Taenia solium desvía la respuesta hacia M2, evitando su destrucción y permaneciendo años en el hospedador sin inflamación excesiva.

El parásito libera productos de excreción-secreción que incluyen proteínas, enzimas y microARNs, modulando la actividad de las células inmunes y promoviendo un ambiente tolerante.

La Dra. Jiménez García explica que estos microARNs es posible bloquear la síntesis de proteínas o inducir la degradación de mRNA, regulando genes proinflamatorios como interferón gamma e interleucina 12.

Validación experimental

En laboratorio se identificaron aproximadamente 350 microARNs en los cisticercos, siendo miR-10 y let-7 los más abundantes. Experimentos in vitro demostraron que estos microARNs reducen la producción de citocinas proinflamatorias, mientras que aumentan ligeramente citocinas antiinflamatorias, confirmando su papel en la modulación del sistema inmune.

Cuando los cisticercos envejecen o se tratan con antiparasitarios, pierden su capacidad de controlar la respuesta inmune, por lo que causan inflamación intensa que destruye al parásito, aunque también puede dañar tejidos, especialmente en el cerebro. Por ello, el tratamiento de la neurocisticercosis requiere combinar antiparasitarios con corticoesteroides, como dexametasona.

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