El país que habla en voz baja: el miedo se adueña de Venezuela

En Caracas la gente habla bajito. Las conversaciones sobre política se murmuran, como si las paredes escucharan. Los mensajes de WhatsApp se borran al terminar de leerlos y se ha normalizado la autodestrucción automática de los chats. En los grupos familiares, donde antes abundaban todo tipo de conversaciones, ahora solo se comparten recetas, fotos de niños o emojis neutros. Nadie envía audios o comentarios que puedan ser utilizados como prueba en procesos penales que apunten a cualquier oposición al chavismo. El temor a la delación lo atraviesa todo.


