Infiltrar agua en la sierra: la estrategia que Mario Schjetnan propone para evitar inundaciones en CDMX
La Ciudad de México vivió en este 2025 uno de los periodos de lluvias más extremos en décadas. Junio se convirtió en el mes más húmedo en medio siglo, con precipitaciones por encima del percentil 99, mientras el acumulado anual superó los 1,085 milímetros hacia octubre y a lo largo de la temporada se activaron siete Alertas Púrpura por lluvias intensas, más del doble del promedio histórico.
Tras las intensas lluvias, vialidades como Viaducto, Periférico, Circuito Interior e Ignacio Zaragoza quedaron bajo el agua en repetidas ocasiones, la Línea A del Metro suspendió operaciones por anegaciones y colonias enteras en Iztapalapa y Gustavo A. Madero quedaron bajo el agua, dejando más de 92,000 inmuebles afectados.
El Gobierno capitalino respondió con maquinaria, protocolos y obras emergentes, y anunció un plan de más de 4,000 millones de pesos para reforzar el drenaje en las zonas más vulnerables. Pero para el arquitecto paisajista y urbanista-ambientalista Mario Schjetnan Garduño, ese enfoque no ataca el origen del problema.
La cuenca alta como primera línea de defensa
Schjetnan, uno de los arquitectos de paisaje más influyentes de Latinoamérica y reciente ganador del Premio Internacional Cornelia Hahn Oberlander 2025, explica que el Valle de México solo puede manejar la lluvia si recupera la capacidad de retenerla en su origen.
La solución, dice, comienza en la sierra, donde deberían existir pequeñas presas de gavión, retenes y barreras vegetadas que frenen la escorrentía, capturen azolves y permitan que el agua infiltre antes de bajar a la ciudad.
<!–>Enlace imagenFoto: GDU
Este sistema, señala, es más efectivo y más barato que cualquier colector profundo, porque convierte la montaña en una “infraestructura natural” capaz de dosificar el agua.
Este principio ha sido aplicado por él y su equipo en proyectos forestales y de recuperación hidrológica en Monterrey y otras zonas del país, donde se ha comprobado que la infiltración natural reduce tanto inundaciones como erosión.
Infraestructura azul-verde adaptada a México
La visión de Schjetnan conecta con el concepto internacional de ciudades esponja, impulsado por el paisajista chino Kongjian Yu, pero adaptado al contexto volcánico y lacustre mexicano. Es un modelo que combina captación, infiltración, humedales, tratamiento y diseño urbano para que la ciudad absorba el agua en lugar de expulsarla.
En el caso de Ciudad de México, su propuesta se articula en dos planos. El primero, desde la infiltración natural en la sierra (bosques-fábricas de agua)
En este sentido, explica que los bosques del Valle de México, incluido Chapultepec, uno de los grandes proyectos rehabilitados por GDU durante dos décadas, funcionan como fábricas de agua al capturar humedad, regenerar suelos y facilitar la recarga. Su conservación es, para él, una infraestructura tan vital como cualquier planta de bombeo.
El segundo, menciona, es la infiltración artificial en la zona urbana y es aquí donde la experiencia técnica de Schjetnan marca una diferencia, ya que sus proyectos en Ciudad de México han probado que la infiltración masiva es viable a nivel metropolitano.
–><!–>Enlace imagenFoto: GDU
Tecnoparque: la prueba de que la infiltración urbana funciona
El Campus Corporativo Tecnoparque, en Azcapotzalco, es uno de los proyectos más emblemáticos de Schjetnan y su despacho Grupo de Diseño Urbano (GDU).
<!–>Enlace imagenFoto: GDU
Concebido hace más de 20 años, es un modelo de manejo integral del agua basado en tres pilares:
Captación desde las azoteas: los techos del conjunto (36,000 metros cuadrados) funcionan como superficies de recolección. Toda la lluvia es canalizada hacia celdas de almacenamiento subterráneas, donde pasa por filtros de carbón activado.
<!–>Enlace imagenFoto: GDU
Infiltración profunda: el agua se lleva a pozos de absorción de entre 50 y 80 metros de profundidad, donde se infiltra gradualmente en estratos permeables del subsuelo.
<!–>Enlace imagenFoto: GDU
Este proceso permite que el conjunto infiltre 27 millones de litros al año, el equivalente al volumen anual de una presa chica.
Agua tratada para riego: las aguas negras se tratan dentro del propio desarrollo mediante una planta compacta. El agua tratada alimenta espejos y lagos internos que, además de regar áreas verdes, mejoran la calidad del paisaje y reducen islas de calor.
Schjetnan resume este sistema en un concepto: descarga cero. Ni un solo litro de lluvia termina en el drenaje.
“La descarga cero significa que no se envía al drenaje de la Ciudad de México el agua de lluvia que cae en las azoteas. No se tira nada: toda esa agua se capta, se filtra y se infiltra directamente en el subsuelo aquí mismo”, señala.
El proyecto, dice Schjetnan, demuestra que, incluso en una zona plana, densamente urbanizada y de suelo compacto, la infiltración artificial es técnica y económicamente viable.
Parque Bicentenario: nueve biomas y un sistema de pozos
Otro caso relevante es el Parque Bicentenario (Jardín Natura en Azcapotzalco), construido sobre lo que fue la refinería de PEMEX. GDU diseñó un jardín botánico de nueve biomas interconectados, con lagos, humedales y senderos.
Debajo de este paisaje se integró un sistema de pozos de absorción, tanques de tormentas y filtración que permite que buena parte de la lluvia que cae en las cubiertas de los invernaderos y auditorios se infiltre al subsuelo.
<!–>Enlace imagenFoto: GDU
Tras este proyecto, destaca Schjetnan, se demostró que un sitio contaminado, hundido y sin capacidad de absorción puede convertirse en infraestructura natural y de recarga con un buen diseño.
<!–>Enlace imagenFoto: GDU
Parques como infraestructura hídrica
Durante 20 años, Schjetnan dirigió la rehabilitación del Bosque de Chapultepec, interviniendo su sistema hidráulico interno, lagos, canales, infiltración y zonas verdes. El proyecto consolidó a Chapultepec como uno de los mayores sumideros urbanos de agua de lluvia y humedad ambiental.
También, en el Parque La Mexicana, construido sobre una antigua mina en Santa Fe, el manejo del agua fue clave para estabilizar el terreno, crear un lago funcional y reintroducir vegetación nativa en un sitio árido y degradado. El parque hoy captura y gestiona su propia lluvia.
Gestionar la cuenca, no solo los tubos
El próximo 5 de diciembre, durante el foro Soak It Up: Los Ángeles, CA, organizado por The Cultural Landscape Foundation como parte de sus actividades del Oberlander Prize, Schjetnan expondrá estos modelos y su propuesta de largo plazo para la Ciudad de México.
La ponencia de Mario Schjetnan en Los Ángeles, nos adelantó, subrayará que las soluciones a las inundaciones no comienzan en los colectores ni en los sistemas de drenaje, sino en la montaña.
Desde su perspectiva, es indispensable intervenir la cuenca alta para retener y dosificar el agua antes de que llegue a la ciudad, y combinar esa infraestructura natural con sistemas de infiltración profunda que operen a gran escala en la zona urbana.
Schjetnan también destacará que el potencial de recarga en la Ciudad de México es considerable. Solo los techos industriales y comerciales podrían aportar alrededor de 35 millones de metros cúbicos de agua al año, un volumen equivalente al de una presa completa.
–><!–>Enlace imagenFoto: GDU
Además, presentará el caso Mexicali Fluye, proyecto binacional para mejorar la calidad del agua que cruza entre Mexicali y Calexico mediante infraestructura azul-verde y humedales urbanos.
El mensaje de fondo es que hay soluciones que ya existen, operan y ya demostraron que funcionan.



