Profesionales se reinventan y lideran la IA tras un reeskilling acelerado
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Rafael Gómez nunca imaginó que terminaría encabezando un área de inteligencia artificial . Estudió desarrollo sustentable y empezó su camino profesional resolviendo problemas prácticos en startups globales. En su trayectoria pasó por proyectos de chatbots, modelos de lenguaje y herramientas que mejoraban procesos, un recorrido que terminó llevándolo a un puesto que hace unos años era impensable que existiera. Hoy es subdirector de Inteligencia Artificial en la Escuela Bancaria y Comercial (EBC). “La adopción de la IA pocas veces tiene que ver con la parte tecnológica. Que utilicen o no utilicen los productos tiene que ver más con una parte psicológica, emocional”, menciona.
Aunque no es el único que tomó esta batuta, es de los pocos que asumió un rol ajeno para el que realmente se preparó . Lo interesante es que el salto en su carrera profesional pone en evidencia una tendencia que está creciendo en México, y es que la tecnología avanza más rápido que los programas educativos. Si bien, ya hay escuelas, tanto públicas como privadas, que están ofreciendo la carrera en Inteligencia Artificial, no hay una ruta lineal o similar entre ellas; algunas están sesgadas a la parte tecnológica e imparten conocimientos relacionados con liderazgo, ética o entorno social, pero solo una materia por semestre, o incluso menos, siendo que el mal uso de estas herramientas es una de las mayores preocupaciones de las empresas. Los profesionales que ya están insertos en el mercado laboral, como es el caso de Rafael Gómez, están optando por enfrentarse a retos reales de negocio , con la disposición de aprender por su cuenta sin esperar a que exista un camino formal o incluso la capacitación por parte de su organización. A su vez, esta realidad está dando vida a puestos que aún no tienen nombre fijo . Roberto Ventura, socio director de Neos RH Consultores, confirma que, desde su experiencia en reclutamiento, las empresas empleadoras no están volteando a ver carreras específicas para cubrir posiciones relacionadas con IA. “Las organizaciones necesitan gente con habilidades transversales . Personas con criterio para resolver problemas, capaces de entender una necesidad del negocio y de apoyarse en herramientas tecnológicas para encontrar una solución”, asegura. “Lo que hoy se valora no es el título, es la evidencia de haber trabajado con datos , modelos o herramientas inteligentes y la energía por seguir aprendiendo”, reitera Ventura. El experto consultado detalla que el salario de un líder de IA ya se mueve en la misma franja que un ejecutivo del C-level. Las empresas lo consideran un puesto estratégico porque combina visión tecnológica, capacidad de gestión y decisiones que impactan la operación completa, por lo que la compensación se acerca a la de quienes ocupan posiciones directivas de alto nivel dentro de una organización.
Abrazar, no prohibir La EBC vive esta transición desde adentro. Al revisar sus propios cursos descubrió que la IA podía resolver buena parte de las tareas y ejercicios. Aquello que en un inicio parecía una alerta se convirtió en un área de oportunidad y más que prohibir estas herramientas decidieron integrarlas de manera intencional en los planes de estudio. “Una de las primeras cosas que fue importante aterrizar es ver el área de inteligencia artificial como un área de producto tecnológico”, refiere el subdirector. Jerónimo Prieto, director de Formación en la Escuela Bancaria y Comercial, suma que además de la contratación de Gómez, tuvieron que crear un ecosistema donde alumnos y docentes aprendieran a convivir con la tecnología, entender sus límites y aprovechar su potencial. “No existen profesionales con 20 años de experiencia en IA educativa. Nadie tiene esa trayectoria porque el campo apenas está naciendo. El talento se reconoce por una mezcla de curiosidad, pensamiento crítico y disposición para entrarle a problemas que cambian cada semana. Por eso perfiles como el de Rafael se vuelven valiosos. No vienen de una carrera técnica tradicional, venen de resolver problemas reales”, comenta. El proyecto tomó forma con siete soluciones diseñadas por el equipo que encabeza el subdirector de IA, con el objetivo de construir productos con propósito dentro del proceso educativo. El resultado más visible es un tutor virtual disponible a toda hora. Un asistente que guía a los estudiantes con una metodología socrática y que reconoce el contenido de cada materia. No entrega respuestas, más bien acompaña el razonamiento y ya registra miles de interacciones al mes. La escuela también lanzó un piloto de inglés apoyado en IA. Compararon a un grupo que usaba la herramienta con uno que no la tenía y la diferencia se expresó en la práctica. Los alumnos del programa avanzaron más en expresión oral y promediaron 7.5 puntos por encima del grupo control. Prieto afirma que es una mejora que suele ser difícil de lograr en ambientes tradicionales. No obstante, estos avances no surgieron de golpe, pues la institución tardó años en rediseñar su plan de estudios. La llegada de la IA coincidió con el momento en que afinaban contenidos, y eso les permitió ajustar cada materia con rapidez. Hoy actualizan sus programas en ciclos de cinco a seis semanas. Algo que en la educación convencional toma más de un año. Prieto considera que esa agilidad se volvió indispensable para que lo que se enseña responda al mundo laboral que esperan los alumnos. Y esa misma agilidad puso en el centro a los docentes. El modelo funciona porque se les invitó desde el inicio a codiseñar las actividades, a evaluar qué sirve y qué no, y a proponer ajustes. Al final, dice Prieto, obtuvieron una integración más natural en la que no se reemplaza al profesor, sino que se amplía su alcance con herramientas que refuerzan la experiencia del estudiante. Por otro lado, la EBC complementó este camino con una alianza con OpenAI, donde obtuvieron acceso a modelos avanzados y a un foro global en el que universidades de distintos países comparten buenas prácticas. La institución aprovechó esas sesiones para afinar sus productos y encontrar formas más precisas de integrar la IA en la experiencia académica. “Esa será la constante en los próximos años”, advierte Ventura. Las empresas buscarán perfiles más transversales, los reclutadores pondrán menos atención en la carrera y más en la trayectoria y las instituciones que en verdad formen a los educandos acompañados de la IA tendrán una ventaja para insertarlos en un mercado que cambia mientras se escribe.
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