De Villa a Cárdenas: los 5 héroes cuyos restos descansan en el Monumento a la Revolución de CDMX
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La decisión de reunir a diferentes personajes en un solo lugar resulta polémica, ya que muchos de ellos estuvieron enfrentados durante la Revolución, no compartían exactamente los mismos ideales y sus grupos se enfrentaron con brutalidad en distintas etapas del conflicto. Originalmente, este edificio iba a ser el Palacio Legislativo Federal, una de las obras emblemáticas del gobierno de Porfirio Díaz. Sin embargo, la Revolución impidió su construcción y, finalmente, se decidió transformarlo en un monumento para conmemorar este capítulo fundamental de la historia de México.
¿Quiénes descansan en las criptas del Monumento a la Revolución? El
Monumento a la Revolución no solo es un ícono arquitectónico de la capital del país, también funciona como
mausoleo desde 1936 , albergando los restos de figuras clave de la Revolución Mexicana en criptas situadas en la base de sus cuatro pilares, según se indica en el
sitio oficial de este recinto .
Venustiano Carranza fue el primero en ser trasladado, en 1942, desde el Panteón Civil de Dolores, para conmemorar el inicio del movimiento revolucionario.
Francisco I. Madero llegó desde el Panteón Francés en 1960, mientras que
Plutarco Elías Calles fue depositado en 1969, proveniente también del Panteón Civil de Dolores.
Lázaro Cárdenas encontró su lugar en 1970, al fallecer, y finalmente,
Francisco “Pancho” Villa fue trasladado desde el Panteón Civil de Hidalgo, en Parral, Chihuahua, en 1976, durante la ceremonia anual de conmemoración de la Revolución. Estas criptas conservan los restos de los principales líderes revolucionarios, aunque por distintas razones otros personajes igual de importantes, como Emiliano Zapata o Álvaro Obregón, no se encuentran allí.
El Palacio Legislativo Federal de Porfirio Díaz que nunca fue Entre 1906 y 1912, Porfirio Díaz planeó el Palacio Legislativo Federal para conmemorar el centenario de la Independencia. Diseñado por el arquitecto francés Émile Bénard, habría sido uno de los palacios legislativos más grandes del mundo, alineado con el Palacio Nacional y la futura Plaza de la República. La Revolución Mexicana de 1910 obligó al gobierno a destinar los fondos de la obra para financiar la lucha contra los movimientos revolucionarios, por lo que la construcción se suspendió en 1912, dejando la estructura metálica abandonada. Bénard propuso convertirla en panteón para héroes revolucionarios, pero la muerte de Obregón y la suya frustró el plan. Elementos decorativos originales, como esculturas y leones, se distribuyeron en distintos puntos de la ciudad. Entre 1933 y 1938, Carlos Obregón Santacilia rescató la obra y la transformó en el Monumento a la Revolución, integrando esculturas de Oliverio Martínez y referencias a la arquitectura prehispánica y al Art Déco, convirtiendo un palacio legislativo inconcluso en un espacio público y simbólico.
El Monumento a la Revolución en la actualidad Inaugurado en 1938, el Monumento a la Revolución funcionó como mirador público con un elevador interno hasta la cúpula de cobre. Con los años, el acceso quedó cerrado y la plaza perdió parte de su propósito original. Entre 2009 y 2010 se restauró la plaza y el Museo Nacional de la Revolución. Hoy, los visitantes pueden ascender al mirador por un elevador panorámico y recorrer el interior del Monumento, que conserva la historia del que habría sido el Palacio Legislativo Federal. Desde 2010, la Operadora de Espacios Extraordinarios de México (OEEM) administra el Monumento y promueve REvoluciónArte, un programa cultural que combina historia, arte y reflexión, acercando la memoria de la Revolución Mexicana a las nuevas generaciones.
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