La justicia rusa condena por “extremismo LGTBI” a un hombre un año después de su suicidio en prisión
Andréi Kótov se suicidó a finales de 2024, cuando estaba en prisión preventiva, tras ser detenido por el supuesto crimen de haber fundado “una organización extremista”, una agencia de viajes para parejas homosexuales en Rusia. Pero ni siquiera muerto la justicia rusa —que funciona bajo la influencia directa del Kremlin, como el resto de poderes en el país— le dejó descansar en paz. Once meses después de su muerte, un tribunal de Moscú le ha declarado culpable de los delitos que se le imputaban.
