Cómo la igualdad de género impulsa el crecimiento económico

Reducir las brechas de igualdad de género en el ámbito laboral puede ser un instrumento para promover el crecimiento económico. Es importante en sí mismo, por la equidad, pero también para corregir las distorsiones que, en términos de talento, genera la discriminación por género. Estudios publicados en revistas académicas consideran que entre el 20% y el 40% de la productividad ganada por los Estados Unidos entre 1960 y 2010 se debe a la mejor y mayor incorporación de mujeres y minorías étnicas a los mercados de trabajo. Recientemente, Pinelopi Koujianou Goldberg, la editora de la American Economic Review, publicó con el Banco Mundial una metodología para entender cómo las reducciones en las brechas de género en el ámbito laboral pueden incidir en el crecimiento de la economía. El resultado es que eliminar las barreras de la participación de las mujeres en los mercados laborales puede aumentar el producto hasta entre 15% y 20%, en algunos casos. Ahora, las diferencias son amplias entre países. Naciones en donde las barreras culturales y religiosas son muy altas, como Egipto, el eliminar las barreras tendría una ganancia en producción de 24%, pero en otros, de ingresos similares, pero con menos barreras culturales, como las economías de Latinoamérica, donde persisten las barreras, pero especialmente por la falta de servicios de cuidados, las ganancias en crecimiento pueden ser de alrededor 5 por ciento.

En el caso mexicano, el IMSS ha encontrado que una manera efectiva de incrementar y mejorar la participación de las mujeres en el ámbito laboral es ofrecer el servicio de cuidado infantil en el lugar de trabajo. Eso es fundamental, especialmente para las mujeres que no cuentan con una red familiar de apoyo. Cuando esta red existe, entonces un centro de cuidado infantil cerca del hogar funciona, pero no cuando las tareas de cuidado no se comparten. Es por eso que se busca multiplicar los Centros de Educación y Cuidado Infantil (Cecis), el nuevo modelo de formación y cuidado para las hijas y los hijos, de las y los trabajadores, pero también que muchos de ellos se puedan localizar en los propios centros de trabajo, para lo cual se pide el compromiso de las propias empresas. Con esa estrategia, además del mejor cuidado de la infancia, se pretende lograr que más mujeres, y en mejores condiciones, puedan participar en los mercados laborales formales. La economía va a crecer más porque se va a incorporar una mayor fuerza laboral, muchas de ellas con altos niveles de formación, lo que va a incrementar la producción y la productividad.

La participación de las mujeres en los mercados laborales en México es creciente, pero menor a países con niveles de ingresos similares, y se concentra en actividades informales, muy probablemente porque se trata de actividades que, muchas de ellas, solo pueden realizarse por la falta de una infraestructura de cuidados adecuada. Es por eso que tanto la empresa como el gobierno deben unir esfuerzos para ofrecer servicios de cuidado acordes a los mercados laborales. Los centros de educación temprana son indispensables para ese fin, especialmente en el lugar de trabajo, pero también otros servicios, como los que faciliten la movilidad, así como esquemas de trabajo flexibles que permitan el cuidado de menores tanto a mujeres como a los hombres. De lograrlo, gracias a la incorporación del talento femenino a la economía formal, podremos alcanzar mayores tasas de crecimiento económico y, por supuesto, una sociedad menos desigual.

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