¿Cuál es la relación entre las tormentas solares y las auroras boreales?
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¿Qué es una tormenta solar y cómo escala a tormenta geomagnética? ¿Cómo se mide la actividad que detona auroras? El índice Kp ¿Las tormentas solares afectan infraestructura en la Tierra?

¿Por qué México las vio si no está cerca del polo?
Una tormenta solar, por sí sola, no emite luz visible. El fenómeno que enciende la aurora inicia cuando electrones viajan por el campo magnético de la Tierra hasta los polos y chocan con átomos y moléculas en la atmósfera superior, proceso que libera fotones, el mismo principio físico que ilumina los tubos de neón. Estas luces toman nombres distintos según el hemisferio: aurora boreal en el norte y aurora austral en el sur, términos derivados del latín. La aparición no es aleatoria: sigue un óvalo magnético que rodea los polos, zona donde el campo terrestre conduce partículas hacia la atmósfera. El origen de los electrones no es el viento solar directo, sino la magnetosfera terrestre. Cuando la actividad solar aumenta, más energía entra a esa burbuja magnética que envuelve el planeta, acelera electrones y desencadena la luminosidad observable en el cielo. Una tormenta geomagnética se detona cuando el viento solar o una eyección de masa coronal (CME) impactan el campo magnético terrestre con orientación sur, lo que amplifica la transferencia de energía entre el Sol y la Tierra. Bajo ese contexto, el Tecnológico de Monterrey explica que las CME son expulsiones de plasma de la corona solar que superan 1.6 millones de km/h. Al llegar al planeta, su magnetismo se conecta temporalmente con el terrestre, altera la magnetosfera y multiplica la visibilidad de auroras. Cada 11 años ocurre el máximo solar, periodo con más manchas solares y mayor frecuencia de CME, lo que explica por qué la probabilidad de observar auroras aumenta incluso fuera de los polos en etapas de alta actividad. ¿Por qué unas auroras son verdes, rojas o moradas? El color depende del gas involucrado y la altura de la colisión en la atmósfera: – Verde: oxígeno excitado entre 120–400 km – Rojo: oxígeno por encima de 300 km, en estado distinto – Púrpura/violeta: nitrógeno, entre 120–200 km Dicha coloración no depende de la fuerza de la tormenta, sino del tipo de átomo que recibe la energía. El ojo humano percibe primero brillo antes que color cuando la luz es tenue, por eso algunas auroras parecen pálidas sin equipo fotográfico. El índice Kp mide la perturbación del campo magnético terrestre: Kp 3–4: auroras cerca de los polos Kp 5–6: el óvalo se ensancha Kp 7–9: el óvalo baja a latitudes medias, como el norte de México Durante escalas 8 o 9, la actividad puede durar horas y aparecer incluso antes del anochecer o después del amanecer. Más allá del espectáculo visual, las tormentas geomagnéticas también pueden provocar: – Fluctuaciones en redes eléctricas – Alteraciones en GPS y radio – Interferencias satelitales Hay precedentes documentados: en 1859, el Evento Carrington generó sobrecargas que dañaron redes telegráficas y provocaron descargas eléctricas en equipos. Durante tormentas intensas y eyecciones solares consecutivas, el óvalo auroral puede desplazarse cientos de kilómetros hacia el Ecuador. En ciclos de máximo solar, esa expansión coincide con mayor transferencia de energía Sol–Tierra y vuelve visibles auroras en países alejados del Ártico. México entra en ese escenario solo cuando confluyen actividad geomagnética alta, desplazamiento del óvalo y cielo despejado, condiciones poco frecuentes, pero posibles en periodos de actividad solar elevada.
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