Meloni sigue pagando a Libia por hacer el trabajo sucio contra la inmigración
El pasado 24 de agosto, un buque de la llamada guardia costera libia abrió fuego en aguas internacionales contra el Ocean Viking, el barco de la ONG SOS Mediterranee Italia, de bandera noruega, en el que viajaban 87 personas, la mayoría migrantes rescatados en el mar. El 26 de septiembre, otra nave, de la ONG alemana Sea Watch, también fue tiroteada tras rescatar a 66 náufragos. El 12 de octubre, una lancha libia disparó a un bote de inmigrantes, estando incluso en aguas internacionales de la zona SAR de Malta (área en la que un país es responsable de coordinar rescates), e hirió a tres. Las intimidaciones de los soldados libios contra los migrantes que navegan hacia Italia y quienes les ayudan han ido a más (se han registrado al menos 60 incidentes en diez años, según un reciente informe de Sea Watch), pero el Gobierno de Giorgia Meloni mira para otro lado. Porque en realidad Italia paga a Libia para eso. Es más, las lanchas que disparan a ONG y migrantes son italianas, cedidas por el Ejecutivo de Roma, y los milicianos que aprietan el gatillo son entrenados y pagados con dinero de la UE.

