Las 4 fantásticas
Por primera vez en la historia del sector mexicano de conectividad, cuatro mujeres lideran las instituciones del estado que apuntalan la infraestructura digital: Norma Solano Rodríguez al frente de la nueva Comisión Reguladora de Telecomunicaciones (CRT), Zaira Yvette Pérez Salinas en la Dirección General de Altán Redes, Elizabeth Sosa Hernández al frente del Organismo Promotor de Inversión en Telecomunicaciones (Promtel) y Brenda Escobar Méndez dirigiendo CFE Telecom.
Su presencia conjunta en el México Digital Summit 2025 fue la imagen de una alineación estratégica entre regulación (CRT), oferta mayorista de servicios de telecomunicaciones (Altán), despliegue público de infraestructura (CFE Telecom) y promoción de inversión (Promtel). La cumbre merece celebrarse y exigirse al mismo tiempo.
Un día antes, en el mismo evento, estuvo presente el titular de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, José Antonio Peña Merino, quien bocetó las acciones de digitalización que está llevando a cabo esa secretaría de Estado. También asistió el senador Javier Corral, artífice no sólo de los conversatorios, sino de la nueva Ley en Materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión. Los organizadores reunieron lo más granado de la nueva institucionalidad de conectividad y digitalización de México hoy.
Lo que amalgamó a las cuatro lideresas fue una visión compartida de que la conectividad es un habilitador de derechos y un instrumento de inclusión social. Todas coincidieron en que el objetivo no es tender fibra, construir torres o encender estaciones base, sino garantizar acceso asequible y de calidad para que la educación, la salud y la participación ciudadana dejen de depender del condiciones geográficas o económicas.
Sobre esa base común cada institución trazó acciones concretas. La CRT impulsa un marco regulatorio orientado a facilitar el acceso a espectro, simplificar trámites municipales y activar incentivos (incluido un descuento de hasta 50% en derechos de espectro a cambio de despliegue en zonas no atendidas) para acelerar la cobertura.
Altán apuesta por robustecer su red compartida mayorista, sostener acuerdos de compartición de infraestructura y bajar precios mayoristas para proveer capacidad a 160 operadores móviles virtuales que ya operan sobre su red.
Promtel se propone catalizar proyectos con banca de desarrollo, descuentos de desarrolladores de tecnología y un programa para pequeños operadores que haga sostenibles sus despliegues.
CFE Telecom declara que pivotará su despliegue público, actualmente con cerca de 5,000 torres de telecomunicaciones y 21,000 km de fibra hacia 50,000 localidades objetivo, puntos de acceso en teleescuelas y clínicas y mayor compartición de infraestructura con Altán.
Los datos, acciones y estrategias que se mencionaron en el panel dan la medida del reto y de la oportunidad. Más de 13 millones de personas sin conectividad; alrededor de 126,000 localidades y más de 17,000 tramos carreteros sin cobertura.
Altán reportó una cobertura poblacional territorial superior a 87% y es el único operador de capacidad 4G en 44,000 localidades. CFE Telecom calcula beneficiar a 3.2 millones de personas con la extensión a decenas de miles de localidades. Proyectaron metas ambiciosas de pasar de 50% de cobertura 5G a niveles cercanos a 85% hacia 2030 mediante una licitación que incluya bloques y zonas pequeñas para operadores regionales. Estos números obligan a combinar política pública, inversión y coordinación interinstitucional.
La relación entre estas cuatro instituciones es sinérgica. La CRT de Norma y el resto de comisionadas quiere habilitar incentivos y reglas asimétricas para atraer actores regionales. El Promtel de Elizabeth busca traducir esas reglas en proyectos financiables y acompañar a los pequeños operadores. Zaira de Altán ya provee capacidad mayorista y políticas de no discriminación para que nichos de negocio se especialicen. Brenda de CFE Telecom aporta cobertura pública e infraestructura crítica en sitios donde la rentabilidad privada no llega.
Si este engranaje funciona, la multiplicación de actores y la compartición de activos públicos permitirán economías de escala y una cancha competitiva más diversa. Este optimismo debe ir acompañado de algunas preguntas. ¿Cómo se garantizará la sostenibilidad financiera de los proyectos sociales que prometen conectividad para poblaciones con ingreso insuficiente? ¿Qué métricas sociales y de calidad se usarán para medir el retorno de la inversión pública?
La burocracia municipal sigue siendo un obstáculo. Una ventanilla única digitalizada, que Norma de la CRT y sus pares proponen, es imprescindible y requerirá poder de coordinación federal-estatal-municipal que no es trivial.
El apoyo a pequeños operadores exigirá más que subvenciones: acceso a espectro (no sólo en bandas libres saturadas), formación técnica y cadenas de suministro asequibles. ¿Quién auditará la transparencia en ofertas mayoristas y en las reglas de compartición? ¿Cómo se evitará que la urgencia de conectividad social trastoque la neutralidad competitiva o genere preferencias indebidas?
También hay un desafío técnico y financiero monumental para Altán. Modernizar redes hacia 5G y, al mismo tiempo, ampliar cobertura en zonas rurales con topografías difíciles; todo eso en un entorno de inversión intensiva y con necesidades de economía de escala.
Que estas cuatro lideresas hayan estado juntas por primera vez en una cumbre abierta a todos los actores del ecosistema digital marca un antes y un después. Es valioso e imprescindible que ese gesto se convierta en diálogo permanente como convocatorias regulares con la industria, espacios de participación ciudadana, publicación de datos de cobertura y calidad, adopción de mejores prácticas internacionales y mecanismos claros de rendición de cuentas. Transparencia, datos compartidos y comunicación son los mejores aliados.
Les deseo éxito a Norma, Zaira, Elizabeth y Brenda. México merece una industria de telecomunicaciones vista al más alto nivel como estratégica y que atraiga capital para sostener los saltos tecnológicos que se avecinan. Se trata de inversión pública y privada intensiva que debe traducirse en retorno social (educación, salud, productividad y derechos digitales). Tienen la enorme responsabilidad de transformar su liderazgo en resultados. El reto es mayúsculo; la oportunidad, histórica.
X: @beltmondi
