La fractura de cadera, un desafío en el envejecimiento saludable

La fractura de cadera, un desafío en el envejecimiento saludable

La fractura de cadera representa una de las lesiones de mayor gravedad y con más repercusiones en la población de adultos mayores, ya que esto no solamente implica la ruptura ósea de la cadera, también representa la interrupción abrupta de la movilidad, autonomía y calidad de vida del paciente. 

El Dr. Humberto González Ugalde, ortopedista y traumatólogo del Centro Médico ABC, indica que alrededor del 30% de las personas mayores de 65 años que sufren una fractura de cadera, pueden presentar complicaciones serias en el primer año, posterior a este evento, entre las que están discapacidad permanente o, en casos más graves, fallecimiento derivado de complicaciones médicas.

Más allá de las complicaciones clínicas, esta condición también presenta implicaciones familiares, sociales y económicas de relevancia.

Causas y riesgos en una fractura de cadera

La cadera es una articulación esencial que ayuda a soportar el peso del cuerpo y que permite la movilidad al sentarse, ponerse en pie y caminar. Está compuesta por el fémur y el acetábulo, la cavidad donde encaja la cabeza del fémur.

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Generalmente, la fractura de cadera se produce en la parte superior del fémur y puede clasificarse en función a su ubicación:

  • Fractura del cuello femoral: se produce justo debajo de la cabeza del fémur y dentro de la cápsula articular; puede afectar el flujo sanguíneo a la cabeza del fémur, resultando en riesgo de necrosis ósea.
  • Fractura intertrocantérica: ocurre entre el cuello femoral y la parte superior del cuerpo del fémur, fuera de la articulación.
  • Fractura subtrocantérica: se localiza debajo de los trocánteres, las protuberancias óseas del fémur; es una fractura inestable y puede requerir fijaciones más complejas.

Dependiendo del nivel de la fractura, se elige el tipo de tratamiento. Para la fractura del cuello femoral, se suele abordar con una prótesis, mientras en los otros dos tipos de fractura, las placas o clavos suelen ser la opción elegida. 

La principal causa de fractura de cadera en el adulto mayor es la caída desde su propia altura, por ejemplo, al momento de resbalar o tropezar. Pero, lo que convierte este tipo de lesión en un evento de gravedad es el deterioro progresivo del hueso, resultado de otras condiciones como la osteoporosis, que debilita la densidad ósea y aumenta el riesgo de fractura ante impactos mínimos.

Otros factores que incrementan la probabilidad de fractura incluyen la pérdida de equilibrio y coordinación, disminución en la fuerza muscular y en los reflejos, problemas visuales, trastornos metabólicos o nutricionales y el consumo de fármacos que pueden causar somnolencia o mareos. 

Pero la relevancia de la fractura va más allá del daño óseo, señala el Dr. González Ugalde. Este tipo de lesión provoca una pérdida inmediata de movilidad, lo que puede generar complicaciones sistémicas graves si no se atiende de manera adecuada, dentro de las que se incluyen:

  • Trombosis venosa profunda y embolia pulmonar a raíz del reposo prolongado.
  • Infecciones respiratorias o urinarias, asociadas a la inmovilidad o al uso de sondas.
  • Úlceras por presión, causadas por permanecer mucho tiempo en la misma posición.
  • Pérdida de masa muscular y desnutrición.
  • Depresión o deterioro cognitivo al experimentar una pérdida de independencia.

Por otra parte, la fractura de cadera conlleva un riesgo considerable de mortalidad en el primer año posterior al evento, especialmente, en caso de que existan enfermedades crónicas previas como hipertensión, diabetes o insuficiencia cardíaca. Por todo esto, el diagnóstico y tratamiento oportuno son esenciales para mejorar la supervivencia y la recuperación funcional del paciente.

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La adecuada atención para una fractura de cadera

El manejo de la fractura de cadera en adultos mayores requiere de un enfoque multidisciplinario, en el cual brinden atención desde especialistas de las diferentes áreas médicas como traumatología, fisioterapia o nutriólogos, hasta la misma familia del paciente. 

En la mayoría de los casos, la cirugía es el tratamiento de elección. Como objetivo principal se busca que el paciente recupere la movilidad lo antes posible para evitar las complicaciones derivadas del reposo prolongado. Elegir el tratamiento adecuado dependerá del tipo y localización de la fractura.

La osteosíntesis es una cirugía que consiste en colocar tornillos, clavos o placas metálicas para estabilizar el hueso fracturado. Mientras que en la artroplastia de cadera se reemplaza la articulación, ya sea de forma parcial o completa, por una prótesis, especialmente, cuando la fractura afecta la cabeza femoral o hay daño articular previo, este es el famoso reemplazo de cadera.

Para elegir la opción de cirugía también se debe considerar la edad del paciente, el nivel de actividad previo, las enfermedades concomitantes y la calidad del hueso.

Mientras más rápido se realice la cirugía, preferentemente en las primeras 48 horas, mejor será el pronóstico funcional y será menor el riesgo de complicaciones (tromboembolia pulmonar o infección de la herida). 

Una vez que se ha realizado la cirugía, el proceso de rehabilitación temprana es crucial. Desde los primeros días se busca que el paciente comience a sentarse y dar los primeros pasos con ayuda de un fisioterapeuta, lo que favorece la circulación, previene trombos y mantiene la fuerza muscular.

Durante esta etapa, se deben controlar aspectos como el manejo del dolor, la prevención de infecciones, una alimentación saludable y controlar las enfermedades crónicas ya existentes.

Más adelante, la recuperación continúa en casa. Es necesario que el entorno se adapte para evitar nuevas caídas, con acciones como quitar alfombras sueltas, mejorar la iluminación y disponer de sillas o camas a una altura adecuada.

Es indispensable continuar las sesiones de fisioterapia, comenta el Dr. González Ugalde, que ayudarán a recuperar la fuerza, el equilibrio y la confianza para volver a caminar. También se debe mantener una alimentación equilibrada con suplementos de calcio y vitamina D, en caso de que el médico lo crea necesario y con la dosis que él indique.

Más allá de lo físico, el apoyo emocional es otro pilar. Muchos adultos mayores experimentan miedo de volver a caerse, lo que los lleva a evitar el movimiento y prolongar la dependencia.

Es importante entender que el nivel de recuperación dependerá del estado de salud de cada persona, en los adultos mayores o con comorbilidades graves, la meta no suele ser una recuperación total, pero sí preservar la mayor autonomía posible y garantizar calidad de vida.

¿Cómo prevenir las fracturas de cadera?

A pesar de que la fractura de cadera es un evento que se presenta con mucha frecuencia en los adultos mayores, también es verdad que es un evento prevenible. 

De manera global, lo ideal sería prevenir las fracturas de cadera realizando una densitometría y analizando la salud ósea después de los 50 años en mujeres y en hombres; realizar este tipo de estudios ya sea con un médico ortopedista, ginecólogo o un médico endocrinólogo permitirá que las personas lleguen con un mejor estado de salud al momento en el cual las fracturas de cadera y de huesos en general son de mayor riesgo.

Adicionalmente, para mantener una buena salud ósea, se puede apoyar con la ingesta adecuada de calcio y vitamina D, principalmente con la dieta y con apoyo de suplementos, cuando sean necesarios. La exposición moderada al sol también favorece la síntesis natural de vitamina D; el ejercicio regular, especialmente con actividades de bajo impacto, fortalecerá los músculos y mejorará el equilibrio. Además, se recomienda evitar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, ambos contribuyen a la pérdida de masa ósea.

Con respecto a las mujeres posmenopáusicas o en personas con diagnóstico de osteoporosis, el médico puede indicar tratamientos específicos que ayudan a reducir de manera significativa el riesgo de una fractura.

Al ser la caída la principal causa de este tipo de fracturas, es clave minimizar los riesgos en el hogar. Mediante medidas como colocar barras de apoyo en el baño y regadera, usar calzado cerrado y antideslizante, eliminar obstáculos como cables o tapetes sueltos, asegurar una buena iluminación e instalar alfombras antideslizantes en zonas húmedas como jardines o el baño.

Existen otras acciones que indirectamente ayudan a prevenir estas caídas como revisar de manera periódica la visión y audición, ya que ambos son sentidos esenciales para mantener el equilibrio.

Para concluir, el Dr. González Ugalde señala que la fractura de cadera en el adulto mayor no debe considerarse un evento inevitable del envejecimiento, sino más bien una condición que es prevenible y tratable.

Promover hábitos saludables, un entorno seguro y constante vigilancia médica son medidas poderosas para la prevención de este accidente. Pero, en caso de que ya se haya presentado la fractura, buscar atención inmediata siempre es la respuesta correcta.

En el área de Reemplazo Articular y en el Centro de Ortopedia y Traumatología del Centro Médico ABC, se cuenta con el equipo y personal adecuado para brindar atención tanto de manera preventiva como para aquellos que requieran cirugía de cadera y rehabilitación.

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