Sin bilateral aéreo podría no haber Mundial

En medio de la polémica que han suscitado las sanciones del Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) hacia México por las violaciones al bilateral de aviación suscrito en 2015, llama la atención que la narrativa se centre en argumentos de protección civil y comodidad, que no tienen nada qué ver con el conflicto, y en cambio, no se atienda directamente el problema que ya tiene tres años de dimes y diretes entre los equipos gubernamentales.

La saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) que se decretó en el 2013, es una práctica normal para los aeropuertos que crecen y lo que significa no es que deban limitar sus operaciones, sino que deben introducir reglas claras de manejo de slots (horarios de despegue y aterrizaje) para que se dé una organización coherente y permita el orden y la competencia sana entre aerolíneas. Nada que ver con trasladar operaciones comerciales a otro lado.

Justamente el número de 61 operaciones por hora en el AICM, es el parámetro que se ha utilizado por décadas en relación con la configuración de las pistas y el espacio aéreo de acuerdo con normas de OACI, pero si las condiciones meteorológicas lo permitían (y sucedió innumerables veces) este número llegó a ser de 70. Nunca hubo un problema por ello, aunque sí se consideró que era necesario construir otro aeropuerto en función del crecimiento de la demanda, no de las operaciones de ese momento.

Lo que el DOT reclama tiene que ver con los compromisos de México en el bilateral y con los procedimientos que se utilizaron para decidir el cambio de reglas. En el momento del decreto de 2023 no se le explicó claramente al presidente de entonces las repercusiones de la medida y de cómo se ejecutó. El argumento de seguridad fue posterior, pero ni así funciona: ese es problema del AICM, no de los operadores y de haber sido así, debió seguirse un procedimiento de consultas donde se buscara la solución específica, cosa que no ocurrió.

Si el caso se llevara al examen de un grupo de expertos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), como el bilateral prevé han sugerido, México tiene todas las perder porque no se ajustó a las reglas para estos casos.

Si se sigue invocando el principio de soberanía, al haber sido una violación al bilateral por parte de México, Estados Unidos puede usar exactamente el mismo argumento: ellos están ejerciendo una decisión soberana de prohibir vuelos y condiciones, visto que el acuerdo mutuo no se respetó y, de acuerdo con lo que se lee en las órdenes del DOT, las sanciones pueden seguir escalando.

La parte peor es que en esto México lleva las de perder, porque el bilateral ha beneficiado en gran medida a nuestro país, al incrementarse los vuelos de las aerolíneas mexicanas y generar negocios y derrama económica para nuestra economía. Perder esa posibilidad impide a México usar ese medio de transporte para comercio y turismo, justo a 8 meses del Mundial de fútbol. Mayores sanciones podrían llevar a la FIFA a cancelarle a nuestro país la sede.

Es hora de rectificar el rumbo con seriedad y sin aspavientos. No hay otra opción.

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