México ante la COP30: la urgencia de actuar frente al cambio climático

México se prepara para participar en la COP30, la conferencia global sobre cambio climático que este año se realizará en la Amazonia, una de las regiones más afectadas por la crisis climática. La elección de este escenario no es casual: representa un recordatorio de la vulnerabilidad de los ecosistemas y comunidades frente a fenómenos extremos, y subraya la urgencia de reforzar compromisos internacionales para la reducción de emisiones y la adaptación a los impactos del cambio climático.

Los objetivos de la COP30 se centran en actualizar las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC) de cada país, con la meta de fortalecer la ambición climática y movilizar financiamiento para la mitigación y adaptación. Además, la conferencia buscará abordar la pérdida de biodiversidad y fomentar la transición hacia economías sostenibles, creando un espacio para la cooperación internacional que impulse políticas efectivas y duraderas.

Ruth Guevara, Climate Change and Sustainability Services Leader para EY Latinoamérica, advierte que la respuesta ciudadana es cada vez más consciente, pero también marcada por fatiga y escepticismo ante las políticas ambientales. “Muchas personas sienten que las promesas de acción climática no se han traducido en mejoras concretas en sus vidas”, señala, subrayando la importancia de comunicar efectivamente los beneficios de las políticas climáticas.

Desde la firma del Acuerdo de París en 2016, México ha avanzado en el diseño de estrategias para enfrentar la crisis climática. La Estrategia Nacional de Cambio Climático estableció inicialmente la meta de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 50% para 2050. En su actualización de 2024, se fijó un objetivo más inmediato: disminuir un 35% las emisiones para 2030, equivalente a 140 millones de toneladas de carbono menos. Esta estrategia incluye la restauración de ecosistemas como bosques y manglares, así como transformaciones en energía, transporte y gestión de residuos.

Sin embargo, la implementación efectiva enfrenta retos importantes. Guevara destaca que, para que los compromisos se materialicen, México necesita certidumbre jurídica para inversiones en transición energética y acceso a financiamiento internacional. “La falta de recursos adecuados puede limitar la efectividad de las políticas climáticas”, advierte.

La sociedad civil juega un papel central en la acción climática, pues contribuyen a aumentar la conciencia pública y exigir rendición de cuentas. Los pueblos indígenas, por ejemplo, aportan conocimientos sobre conservación y manejo sostenible de recursos, fundamentales para enriquecer las políticas climáticas. La participación activa de los ciudadanos en proyectos de reforestación, limpieza de ríos y huertos comunitarios no solo beneficia al medio ambiente, sino que fortalece la cohesión social y genera un sentido de pertenencia.

Guevara enfatiza que aumentar la conciencia ciudadana requiere educación ambiental y comunicación efectiva: “Cada acción cuenta. Reducir plásticos, optar por transporte público y consumir local pueden generar un impacto significativo”. El compromiso colectivo, desde individuos hasta gobiernos, es esencial para enfrentar los desafíos de un país altamente vulnerable a los efectos del cambio climático.

México enfrenta un momento crucial: los desafíos son grandes, pero las oportunidades también lo son. Con políticas ambiciosas, inversión y participación de la sociedad, el país puede liderar la región en sostenibilidad y resiliencia climática, asegurando un futuro más seguro para sus comunidades y el planeta. La pregunta que queda es clara: ¿estamos dispuestos a actuar ahora, antes de que los efectos sean irreversibles?

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